Efecto Mariposa
Matemáticas en acción
Profesora e Investigadora del Departamento de Economía Cuantitativa de la Escuela Politécnica Nacional EPN. Doctora en Economía. Investiga sobre temas relacionados con pobreza y desigualdad.
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Las matemáticas no son difíciles ni aburridas. Todas esas historias de terror que se cuentan de la ciencia exacta no son más que mitos que deberían desaparecer, para que más jóvenes se animen a estudiar carreras en el ámbito de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (CTIM).
En efecto, las matemáticas no solo son desafiantes y divertidas para la mente, sino que también activan el cuerpo. Testigos de que todo es cierto son los 78 adolescentes que participaron en el IV Torneo de Ciencias, organizado por el proyecto Clavemat, de la Escuela Politécnica Nacional.
El Torneo de Ciencias es un evento anual que tiene como objetivo acercar la matemática a los estudiantes de colegio, así como desafiarlos a que exploten al máximo sus habilidades lógico-matemáticas a través de la resolución de retos de álgebra, geometría, aritmética y trigonometría.
Los participantes del concurso deben resolver ecuaciones y problemas; responder a preguntas teóricas; descifrar mensajes, y calcular áreas, ángulos y distancias al aire libre.
Todas las actividades tienen un tiempo máximo para ser finalizadas, es decir, se requiere de agilidad mental y mucha creatividad.
Asimismo, la resistencia física de los jóvenes fue puesta a prueba, ya que para realizar las actividades al aire libre tenían que trasladarse a distintos lugares, y lo hicieron a toda velocidad, casi volando.
Además de poner a prueba los conocimientos matemáticos y su estado físico, los participantes mostraron sus habilidades de trabajo en grupo, disciplina, organización y liderazgo, puesto que cada equipo estaba conformado por seis estudiantes.
Trabajar en equipo fue uno de los mayores desafíos, debido a que, en algunos casos, los concursantes no se conocían, y aun así coordinaron de manera rápida las actividades de la competencia.
Otro de los objetivos del Torneo fue fomentar la inclusión y el compañerismo, para esto se solicitó la participación de estudiantes de diferentes niveles, fomentando así el intercambio de conocimientos entre ellos.
Además, era un requisito que, en el caso de las instituciones mixtas, los equipos estuvieran conformados por hombres y mujeres de manera equitativa.
El Torneo de Ciencias es una competencia y tenía que salir un ganador. Inicialmente, participaron 13 colegios de distintas ciudades del país, pero a la fase final del evento llegaron solo cinco colegios de Quito, Ibarra y Riobamba.
La Unidad Educativa María Auxiliadora de Riobamba, el colegio bilingüe Marie Clarac y la Unidad Educativa San José La Salle, ambas de Quito, ocuparon el primer, segundo y tercer lugares, respectivamente.
En este punto, me permito contarles sobre las reacciones de los resultados del concurso.
Por un lado, los ganadores festejaban con barras y gritos el triunfo; el brillo de sus ojos lo decía todo.
Por otro lado, estuvieron quienes, a pesar de que lo dieron todo, no quedaron en los tres primeros lugares. Estos jóvenes tuvieron que lidiar con la frustración, pues fueron dispuestos y seguros de ganar.
Al final de la competencia, los estudiantes que no ocuparon los primeros lugares lucían cansados, decepcionados y hasta “indignados”, por no haber logrado un lugar de honor. No obstante, manifestaron que la próxima vez irán con más coraje y que seguirán amando las matemáticas.
Si bien los protagonistas del Torneo fueron los estudiantes de los distintos colegios, se debe reconocer la importancia del apoyo de las instituciones educativas, los docentes y las familias, sin ellos no habría sido posible la preparación y participación de los estudiantes en el evento.
Aunque la idea era tener presencia equitativa de colegios públicos y privados del país, a pesar de que fueron invitados, no hubo presencia de instituciones fiscales.
La apasionante travesía del IV Torneo de Ciencias fue una oportunidad para atestiguar cómo la destreza matemática va más allá de números y fórmulas. Los jóvenes participantes no solo se enfrentaron a desafíos lógicos, sino que demostraron creatividad, liderazgo, perseverancia y trabajo en equipo.
Con certeza, el esfuerzo que hicieron para participar en la competencia es una experiencia que aportará para su futuro personal y profesional.
Que el Torneo de Ciencias tenga larga vida y que sea un camino hacia el descubrimiento, la inclusión y la pasión por las matemáticas, que cada vez acoja y motive a más jóvenes.