Economía y Desarrollo
Hasta marzo de 2022 el país no da señales de recuperación
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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Según estadísticas del INEC, la tasa de empleo bruto, que mide la población ocupada como porcentaje de la población en edad de trabajar (PET), a diciembre de 2019 fue de 62,8%.
Con la pandemia de la Covid-19, la crisis económica se profundizó, de manera que la tasa de empleo bruto cayó al 59,9% en septiembre de 2020.
En marzo de 2021 se ubicó en 60,7%; y si bien para agosto de 2021 -una vez que se avanzó en el proceso de vacunación- esta tasa subió al 64%; en el primer trimestre de 2022 se observa una nueva reducción hasta el 61,8% en marzo de 2022.
El desempleo, que a diciembre de 2019 alcanzó al 3,8% de la población económicamente activa (PEA), subió hasta el 6,2% en septiembre de 2020, para después estancarse siendo del 4,9% en marzo de 2021 y 4,8% en marzo de 2022.
El subempleo y otro empleo no pleno, que a diciembre de 2019 representaron el 45,8% de la PEA, aumentaron en 2020 al 51,1%, y se mantienen estancados en el 50,7% en 2021 y en 51,5% en marzo de 2022.
El empleo en el sector informal, que a diciembre de 2019 representaba el 46,7% del empleo, y que en 2020 superó el 52%; a marzo de 2021 fue de 50,9% y al mismo mes de 2022 estuvo en 51%.
En cuanto al número de horas promedio de trabajo remunerado a la semana, que a diciembre de 2019 era de 40 para hombres y 34,6 para mujeres; en diciembre de 2020 cayeron a 36,7 y 31, respectivamente.
Cifras que se mantienen para marzo de 2021, en que se reportan 37 y 30,5 en cada caso; mientras que para el mismo mes de 2022 se observa una reducción en el caso de los hombres hasta 35,9 y un estancamiento en el caso de las mujeres que reportan 30,4.
Los datos de empleo son claros. A dos años del inicio de la pandemia, el país está lejos de dar señales de recuperación económica, y la reactivación, como se la está viendo, es en condiciones de mayor informalidad y vulnerabilidad.
A esto se suma el aumento del costo de la canasta básica, una crisis histórica de inseguridad y la pérdida de confianza en las instituciones públicas, para poner de manifiesto el incumplimiento de los objetivos de desarrollo nacionales e internacionales.
A pocos días de que el gobierno cumpla su primer año en funciones, es claro que estamos en un país con menos oportunidades.