El Implacable VAR
¿Manso fue mejor volante que Díaz? ¿Están seguros?
Periodista, comunicador, escritor y docente. Comenta y escribe de fútbol desde hace 25 años.
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Las comparaciones para saber quién es el mejor son algo que, aunque odiosas, terminan siendo inevitables. Algunas veces esas comparaciones se vuelven fascinantes, sobre todo cuando se produce un debate que ayuda a enriquecer la discusión.
Pero, en Ecuador, desde hace tiempo los debates en que se compara a los futbolistas se desarrollan con mucha ira. Se pueden ver las venas hinchadas del cuello del furioso periodista que no logra convencer a sus colegas.
Hace poco, estábamos presenciando un casi sangriento duelo entre los que afirman que Pervis Estupiñán ya es el mejor lateral izquierdo ecuatoriano de la historia, y los que sostienen que el venerable Luis Capurro sigue siendo el mejor.
La semana anterior hubo una nueva versión, la enésima me parece, del debate para resolver quién fue el mejor volante del siglo XXI que jugó en la Serie A. Damián Manso y Damián Díaz encabezaban las preferencias y ganó el primero.
En realidad, comparar es entretenido pero inútil porque un contraste justo es imposible, porque esos jugadores no tuvieron la misma experiencia vital. Ni siquiera el avance de la data en el deporte puede zanjar quién es el mejor, especialmente cuando se habla de épocas distintas.
El contexto social, los compañeros de equipo, la comida, las enfermedades y los miles de disfraces con los que se presenta el destino son irrepetibles y únicos. En realidad, solo queda especular, lo cual también es divertido (siempre que no lo insulten a uno).
En la sexta película de Rocky Balboa, la trama parte de esas comparaciones, muy propias de los estadounidenses que de todo crean un ranking. Los periodistas de la película hicieron correr un programa que comparó al retirado Rocky con el campeón vigente. La data dio por ganador a Rocky, en el hipotético caso en que ambos se enfrentasen en el ring y en el esplendor de sus carreras.
Claro, el guionista imaginó al campeón estallando de furia y retando a Rocky a resolverlo a puñetazos. De eso se trata la película. Pero, en la vida real, es imposible hacer eso en el fútbol, un deporte colectivo.
No podemos juntar a Manso con Díaz y menos a Pervis con Capurro. Tampoco, a Pelé con Maradona. Solo nos queda, objetivamente, analizar sus carreras, mirar los números y establecer quién llegó más lejos. Pero elegir al mejor siempre será cuestión de gustos.