Al aire libre
Mami, dibújame un pollito muerto, y el arte de criar niños fuertes
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Cuando mis hijos eran chiquitos, llegó a nuestra finca en el Pichincha una caja con 100 pollitos. Qué lindo, íbamos a comenzar un gallinero, tendríamos huevos, carne, más pollos. Lo cierto es que comenzaron a morirse uno tras de otro.
Amanecían muertos de diez en diez. En la desesperación, bajamos a los sobrevivientes a Quito y en la casa de mi mamá instalamos una incubadora con luces y calor.
Que no deben ir sobre papel periódico porque eso los mata, que los fuertes matan a los débiles, que están con una plaga. Lo cierto es que quedaron 10 pollos grandes y fuertes que, en adelante, nos dieron huevos, carne y más pollos.
Mi hijo Francisco tenía tres años, y antes de este fatal episodio, me pedía que le dibujara un perro, un gato, un tractor. Durante el oscuro proceso de enterrar pollos a diario, un día me dijo: mami, dibújame un pollito muerto.
Creí que necesitaba un psicólogo para sobrellevar el trauma, pero mi mamá, que era sabia, me dijo que así es la vida, que a los niños no hay que ahorrarles los dolores de la existencia.
Mar Romera, maestra española dice lo mismo en un video de BBVA: evitamos que nuestros niños se caigan, que se estropeen, que pierdan en el juego, que cuiden a su mascota, que sean excluidos de la fiesta de una compañera, etcétera.
Evitamos que nuestros niños se caigan, que se estropeen, que pierdan en el juego, que sean excluidos de la fiesta de una compañera.
De tal manera que, cuando viene una situación traumática real, no están preparados para lidiar con ello. Y añade: "lo contrario, o sea, someterse a la caída para hacerse fuerte, jorobarse, es obtener las herramientas para la lucha diaria".
Las cosas buenas no llegan fácil. Hay que sospechar de los que nos quieren regalar dinero, privilegios, y más si son políticos. Esperar a que nos caiga la herencia o la lotería nos vuelve unos inútiles.
"Creo en la inspiración, pero a partir de muchas horas de trabajo" –dice el escritor ecuatoriano, Javier Vásconez. En Ecuador la gente cree que el mundo nos debe alguna cosa.
¡Nadie nos debe nada! –añade.
Cada uno tiene que hacerse a sí mismo.
Creo en la inspiración, pero a partir de muchas horas de trabajo.
Javier Vásconez.
La plataforma We Transfer publicó un reportaje que se llama Tu mantra del 2020 y muestra cómo distintas personas de varios sitios del mundo han sobrellevado la pandemia. Algo tan duro y extraño va produciendo cosas buenas, mejores, nuevas, maravillosas.
Alice Aedy, cineasta y periodista dice que es experta en contar historias de otras personas, pero no la suya propia.
En 2020 esa habilidad le fue arrancada de pronto: no podía viajar ni entrevistar a nadie. "Tuve que entrar dentro de mí, hice cosas diferentes, evalué si mi trabajo le sirve a alguien. Ahora he mejorado la forma de contar historias, en especial de mujeres, con empatía, escuchando sin juzgar".
Su mantra es: no dejes que la duda te defina. "Me reconecté con la pasión sobre lo que hago y encontré nuevos caminos", dice Alice.
Hice cosas diferentes, evalué si mi trabajo le sirve a alguien.
Alice Aedy.
Natasha Jen, es diseñadora. Tiene el mantra: hacer previene la sensación de hundimiento, pues según ella, hacer, crear, trabajar, canaliza tu enfoque mental y te ayuda a sobrellevar la incertidumbre.
Holly M. Kholi-Murchison, creadora de software y aplicaciones tecnológicas, fue experimentando, como todos, las palabras: refugio, cuarentena, distanciamiento, aislamiento. Y, como muchos de nosotros, fue transformando sus sensaciones en algo creativo.
Su mantra es: sal del aislamiento hacia la intimidad. Holly descubrió dos realidades, pues incrementó su capacidad de crear y lo hizo a través de encontrar dentro de ella todo lo necesario. Sin juzgarse ni juzgar.
Mi propio mantra es y ha sido: cualquier cosa menos la depresión.
Crear, trabajar, cansarse, aprender, enamorarse o enojarse, pero no dejarse llevar por la angustia ni la tristeza, ingredientes principales para la depresión. El mejor antídoto es salir, salir, salir. Al aire libre, a hacer ejercicio, a contemplar y explorar la naturaleza.
Sal por esa puerta.
¿Cuál es tu mantra?