Una Habitación Propia
El maltrato de Will Smith
María Fernanda Ampuero, es una escritora y cronista guayaquileña, ha publicado los libros ‘Lo que aprendí en la peluquería’, ‘Permiso de residencia’ y ‘Pelea de gallos’.
Actualizada:
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Quisiera que todos leyeran el magnífico texto que ha publicado el escritor Manuel Guedán en un periódico español porque ninguna de sus palabras sobra. El artículo de opinión de Guedán se titula 'Lo peor que ha hecho Will Smith no es el bofetón' y no puedo estar más de acuerdo. El autor habla del pedido de perdón de Smith y de dar mal ejemplo a los jóvenes, pero sostiene que hay algo peor.
Retrocedamos un poco.
Por si alguien no se enteró, durante la pasada entrega de los Premios Óscar 2022, ante una broma de Chris Rock sobre el pelo rapado de Jada Pinkett, la esposa de Smith, él se levantó y le dio una bofetada en la cara al comediante.
Resulta que Pinkett tiene alopecia, un trastorno orgánico que hace que quienes la padecen pierdan el pelo y Rock bromeó con que la actriz estaba perfecta para protagonizar la continuación de 'GI Jane', la película en la que Demi Moore se convierte en Navy Seal, el grupo de élite de los marines de Estados Unidos.
De eso está hablando todo el mundo. ¿Está bien que Will Smith defendiera a su mujer a los puños como si ella fuera una damisela en apuros y él un caballero medieval? ¿Estamos sobre sensibles ante el humor? ¿La relación entre Pinkett y Smith, que ha tenido muchísimos problemas, lo llevó al límite? ¿Tiene Smith problemas de control de la ira?
Sea lo que sea, se empañó una ceremonia preciosa que incluyó un homenaje a 'El Padrino' con Francis Ford Coppola, Al Pacino y Robert De Niro juntos en el escenario; la recreación del inolvidable baile de John Travolta con Uma Thurman en 'Pulp Fiction' o la aparición de la mítica Liza Minelli de la mano de Lady Gaga.
En fin, hubo bofetada y la gente se quedó loca.
Guedán pasa de la polémica y va a algo que, sostiene, es lo más importante. Leámoslo.
"(A Smith) le falta lo más importante: pedir perdón por la película con la que ha ganado el Óscar, que es un pésimo ejemplo para los padres. Puestos a elegir, yo hubiera preferido lo segundo. Y dar tortazos no está bien, pero tenemos más fácil convencer a los jóvenes de que no deben pegar, aun sin la ayuda de Will, que a los padres de que no deben especular con la vida de sus hijos".
La película con la que Smith ganó el Óscar, 'King Williams' (en castellano 'El método Williams'), es un biopic sobre el padre de Serena y Venus Williams, las tenistas más grandes de la historia.
Yo la vi y, en lugar de quedarme fascinada con la lucha de ese padre para convertir a dos niñas afroamericanas del gueto en las deportistas extraordinarias que son ahora, pensé en un padre maltratador. Pensé en Serena y Venus perdiendo la infancia y la adolescencia para ser unas máquinas operadas por papá Williams.
Sentí lástima por ellas y odio por el padre.
Hace tiempo, y no exagero, leí uno de los libros que más me han impactado en la vida: 'Open', la vida de André Agassi. Quienes me conocen saben que no me puede importar menos el deporte en cualquiera de sus manifestaciones (perdón), pero me lo regaló una amiga que me conoce perfectamente y me dijo que olvidara mis prejuicios y que le diera a la biografía una oportunidad, unas páginas nada más.
'Open' es un libro que va al corazón de un niño maltratado por un padre fracasado, un padre que explota a sus hijos para purgar sus propios traumas: papá Agassi no pudo ser el gran tenista que quería y convirtió a sus hijos en vehículos para vengarse de la vida.
André y su hermano fueron drogados por el hombre para rendir más, André, el mejor de los dos, fue alejado de su familia para entrenar en un lugar en el que lo torturaban. Extrañaba a su madre, lloraba. Más adelante, de adolescente, quería divertirse, pero el deporte de élite no admite diversiones.
Por eso, André, el niño, el adolescente y el adulto, odiaban el tenis.
'Open' es una historia de dolor, dolor físico y dolor emocional, es una historia de maltrato familiar y de abuso infantil. La historia de André Agassi es la historia de un ser humano preso que, al que igual lo podían tener metido en un sótano, lo tenían atado como un perro a la cancha de tenis.
En 'El método Williams' la obsesión del personaje caracterizado por Smith, el personaje al que le dieron el Óscar al mejor actor, hace que sus pequeñas entrenen de tal manera -bajo la lluvia, enfermas, todas las tardes durante horas- que una vecina denuncia a servicios sociales que en esa casa estaban maltratando a las niñas.
La gran heroína de la película para mí fue esa mujer y, sin embargo, la supuesta épica de un hombre afroamericano malcriado, vengativo y obsesionado con el dinero, fue la que ganó la pasión de la Academia de Cine.
De los otros actores que competían mejor ni hablar: Benedict Cumberbach es enorme, imbatible, brillante en 'El poder del perro'.
En fin, a los gringos les gustan las historias de superación, aunque esa superación suponga unos padres que le quitan la voluntad, la infancia y la vida entera a sus hijos.
Así termina Guedán su excelente columna:
"Y ahora viene Will Smith a darle un bofetón a décadas de progreso en la educación de nuestros padres (y aquí digo más padres que madres). Como no espero que se disculpe, y aunque no tengo su predicamento, lo voy diciendo yo, por si cala: padres del mundo, aparcad los grandes planes para vuestros hijos, guardad vuestros anhelos bajo siete llaves y, mientras les zurcís los descosidos, preguntadles a ver qué quieren hacer con su futuro. Eso sí, en bajito y sin que os oigan, rezad para que no respondan: 'Deportistas de élite'. Porque la élite no le sienta bien a nadie y menudo calvario tener llevarlos a entrenar todos los días".
Qué suerte que nuestros padres nos dejaron ser niños y adolescentes y cuando una chica como yo respondió a la pregunta de qué quieres ser de grande dijo "escritora", sus padres la dejaron ser eso que anhelaba.