Al aire libre
Las Majors
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Ha sido un otoño impresionante: en siete semanas se corren cinco de las seis Marathon Majors o las más grandes maratones del mundo. Después de 900 días de espera, miles de atletas pueden correr por fin Berlín, Londres, Chicago, Boston y Nueva York. Tokio se ha pospuesto para marzo 2022.
La novedad de esta avalancha de carreras famosas es que hay que presentar el carné de vacunación, de que el "aforo" reduce en un 30% el número de participantes y de que Boston se corrió por primera vez en octubre y no en abril.
Y siempre hay sorpresas entre los punteros: esta vez Diana Kipyogei de 27 años ganó entre las mujeres, en su debut en las Majors, junto con su colega Benson Kipruto, ambos keniatas.
¿Qué hace que los humanos nos pongamos metas tan salvajes? Correr Quito–Machachi, ¿Para qué? ¿Para qué tanto esfuerzo?
Creo que todos en el fondo somos soldados y necesitamos esa adrenalina y esfuerzo.
Cuando corrí la maratón de Chicago en 2007, la temperatura subió a 90 °F. Los titulares decían: "Chicago se derritió", "Calor mortal en Chicago", "Carrera se suspende por calor", etcétera.
A pesar de eso, muchos seguimos corriendo hasta la meta. Luego supe que un amigo colapsó y le llevaron a un puesto de auxilio, que cientos de corredores fueron hospitalizados y lo más triste, que un atleta joven murió.
Casi no tengo fotos porque mi familia buscó la sombra y supongo que lo mismo hicieron los fotógrafos. No descargué mi diploma porque mis proyecciones se fueron al suelo. Sin embargo, haber culminado esa prueba me sirvió para lograr las Majors siete años después.
Creo que, si no tenemos un norte o meta, nos dejamos llevar por la pereza, el aburrimiento y nos cae la “vejez viruelas”.
El marketing lo capta y crea estas series, estas válidas, rankings y puntajes para que no dejes de inscribirte, de entrenar y de soñar.
Desde la antigüedad somos coleccionistas: de estampillas, de autos, de marcas. Y maratones.
Cuando Filípides corrió 40 kilómetros desde Maratón a Atenas, fue para avisar que habían ganado, no por deporte. Llegó y cayó desplomado gritando ¡Nike! ¡Hemos vencido!
Inspirados en esa hazaña, en las Olimpiadas de Grecia de 1896, se corrió la primera maratón.
Luego, en las Olimpiadas de Londres de 1908, cambiaron a 42 kilómetros y 195 metros (26,2 millas) para que la Reina pudiera ver la largada. Y así se quedó.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, hay que reconocer que el deporte aumenta los “telómeros” o espigas de los cromosomas que mantienen la juventud y protegen contra la demencia senil y el Alzheimer. Hacer ejercicios diarios de resistencia durante toda la vida, resalta el cuerpo físico, psicológico y social.
El grupo “Corredores sin Edad”, mayores de 70 años, comparten un mensaje: la vida es mejor cuando sigues un programa regular de ejercicio. Eso es verdad a cualquier edad.
En cambio, Michael Johnson, uno de los mejores velocistas de todos los tiempos, dice: “Simone Biles o Naomi Osaka sufrieron una especie de surmenage en las últimas olimpiadas lo que les impidió participar. La presión y el estrés fueron demasiado para ellas.
“Puedes estar preparado físicamente, pero ser el favorito o representar a todo un país, puede afectar a tu salud mental”, enfatiza.
Jeanny Rice tiene varios récords y podios. Según dice, corre más rápido ahora que tiene 73 que cuando tenía 60. Su secreto: entrenar sola, madrugar a las 04:00 y seguir su misma rutina de trote por años. “Aunque últimamente lo hago más largo y más fuerte”, dice.
Shalane Flanagan, corredora olímpica, está participando en todas las Majors seguidas. Es su regalo por su cumpleaños 40.
Es ganarse a uno mismo. Es lograr mi PR o Récord Personal.
Hay que anotarse a carreras, a una de cinco o de 10 kilómetros. Son metas que parecen imposibles, pero entrenando se vuelven posibles.
A veces pienso que podría aventurarme a completar por segunda vez las Majors. Luego digo que hay más países qué conocer y más carreras que correr.
A veces pienso que podría hacerme un tatuaje con mi PR en maratón, que además lo logré en Boston. Pero después me digo: Boston se lleva tatuado en el corazón.