Contrapunto
Al maestro Álvaro Manzano, con cariño
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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Me tomo el nombre de esa maravillosa película británica de los años sesenta, con Sidney Poitier como actor principal, para rendir un homenaje de despedida al maestro Álvaro Manzano que el próximo viernes 26 de marzo, en el escenario de la Casa de la Música, dirigirá por última vez en su calidad de director titular a la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador (OSNE).
A esa orquesta Manzano entregó 26 años de su vida profesional dedicada a la música; logró transformarla hasta alcanzar un nivel superlativo, solo comparada con las mejores de Latinoamérica, gracias a un repertorio que ha combinado con maestría música ecuatoriana con partituras académicas. Durante una salida temporal de la OSNE dirigió en Perú y en República Dominicana.
En su despedida tocará temas de Verdi, Mascagni, Soloviov y un pasillo de su autoría denominado Despedida.
Será un espectáculo en el que se tomarán todas las precauciones relacionadas con la pandemia del coronavirus y será un hito para un músico que siempre fue perseverante, exigente, dedicado con pasión a la música.
Lo he contado en otras ocasiones, pero como esta despedida será inolvidable, repetiré que conocí a Álvaro a inicios de los años noventa del siglo anterior, por eso puedo asegurar que se trata de un músico muy riguroso, que tuvo el privilegio de estudiar durante más de 15 años en la ex Unión Soviética.
Esa influencia rusa del maestro es la que, en lo personal, me convirtió en admirador de la música de Tchaikovsky, que Manzano ha interpretado con notable prolijidad.
Lo mismo con la música de Stravinsky o de Shostakóvich o de algunos de los cinco genios musicales rusos: Borodín, Musorgski, Cui, Balákirev y Rimski-Korsakov.
Y no solo eso, en el repertorio del maestro siempre estuvieron Brahms, Mahler, Beethoven, Mozart, von Suppé, Grieg, Jachaturián, Sibelius, Bizet.
También tocó música de compositores latinoamericanos y de los ecuatorianos Gerardo Guevara y Luis Humberto Salgado. Barroco, clásico, romántico, contemporáneo, óperas; todos los géneros musicales, eso fue lo que dejó en la memoria de los melómanos la batuta de Álvaro Manzano.
Nada fue fácil desde su arribo a la capital procedente de Ambato.
Nada fue fácil desde su arribo a la capital procedente de Ambato, donde nació en 1955, una ciudad que fue completamente destruida por un terremoto en 1949, pero que se levantó y se reconstruyó.
El músico luchó seis años hasta conseguir una beca, que era la única forma de aprender la música de los maestros compositores.
En una entrevista reciente que concedió a la revista Mundo Diners, Manzano contaba que intentó estudiar en Italia o en los Estados Unidos; finalmente se le abrieron las puertas de Moscú y se quedó todo el tiempo necesario (tres lustros) para alcanzar la perfección en el piano y en la dirección orquestal.
En esa misma entrevista revela los porqués de algunas obras, como por ejemplo la Sinfonía número 1, opus 68, de Brahms; o la Sinfonía número 3 (Heroica), opus 55, de Beethoven.
En los dos casos Manzano ve el germen de lo que vendría después: las cuatro magníficas sinfonías de Brahms, además del Réquiem, y el nacimiento del romanticismo con Beethoven.
Pocos meses antes de cerrar su ciclo brillante con la OSNE, el maestro Manzano logró el premio más soñado en el ámbito de las artes: el Eugenio Espejo.
Lo ganó también en medio de la agobiante pandemia, en agosto de 2020, lo cual se constituyó en uno de sus principales hitos.
Además de prolífico en la dirección orquestal, Manzano es un gran conocedor de la historia de la música. He tenido la suerte de que me abriera las puertas de su casa, en el hermoso barrio de San Marcos, en el corazón del centro histórico, para hablar de música, de historia y de literatura.
He tenido la suerte de que me abriera las puertas de su casa, en el hermoso barrio de San Marcos.
Imagino a Álvaro entrando al escenario de la Casa de la Música, a pasos lentos, concentrado en el repertorio que va a interpretar, con la batuta en su mano derecha, luego su última venia de agradecimiento para el público que siempre lo vio victorioso junto a la orquesta. Yo solo podría agregar ¡gracias maestro!
El programa para despedir a Álvaro Manzano en la Casa de la Música el próximo viernes a las 20:00 horas se distribuyó así:
- Dirección: Álvaro Manzano:
- Obertura a la ópera I Vespri Siciliani (Las vísperas sicilianas), de Giuseppe Verdi.
- Despedida, pasillo, de Gerardo Guevara, con arreglo de Álvaro Manzano.
- Intermezzo de la ópera Cavalleria Rusticana (El honor campesino), de Pietro Mascagni.
- Voi lo sapete, o mamma (Tú lo sabes, oh, madre), aria de Santuzza de la ópera Cavalleria Rusticana, de Pietro Mascagni.
- Noches de Moscú y Katiusha, de Dmitri Hvorostovsky - Vasili Soloviov - Sedoi Matvey Blanter, con arreglo de Marco Mosquera.
Dirección: David Handel
Sinfonía Nro. 4 en re menor, opus 120, de Robert Schumann.