Leyenda Urbana
Maduro al Consejo de DD.HH. de la ONU y el hijo del Chapo Guzmán se impone en México; paren el mundo…
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Entre la incredulidad y la ira, el mundo se enteró de un hecho inverosímil: la Venezuela de Nicolás Maduro logró un asiento en el Consejo de los Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Así como lo oye (o, mejor, como lee). Caracas consiguió el apoyo de 105 Estados miembros de las Naciones Unidas, por lo cual Nicolás Maduro podrá sentarse en el ese alto organismo.
El escaño de Venezuela sobrecogió al mundo porque apenas en julio pasado la alta comisionada para los derechos humanos de la mismísima ONU, Michelle Bachelet, publicó un informe en el que denunció que, solo en el último año y medio, el régimen chavista, llevó a cabo cerca de 7.000 ejecuciones extrajudiciales.
Bachelet aclaró que la mayoría de esas muertes fueron responsabilidad de las fuerzas de seguridad chavistas.
Además, dijo que durante más de una década en Venezuela se implementaron una serie de leyes y políticas que restringieron el espacio democrático, debilitando las instituciones públicas y menoscabando la independencia del poder judicial.
Pero hay más. La alta comisionada de Naciones Unidas también habló de la crisis sanitaria y migratoria, y hasta alertó que, de continuar la situación, aumentará el éxodo sin precedentes de emigrantes y refugiados, que ya superan los cuatro millones de personas.
Por si fuera poco, en septiembre último, Bachelet amplió su informe y lamentó que el Gobierno de Maduro continuara con las ejecuciones extrajudiciales.
Como si todo esto no fuera ya una bofetada en el rostro de las víctimas y sus familiares, conmovió hasta la impotencia colectiva que, en los mismos días que Maduro celebraba el triunfo conseguido en Naciones Unidas, se confirmó la ejecución con dos tiros del dirigente de oposición Edmundo Rada.
“Fue asesinado por la dictadura de Maduro”, denunció Juan Guaidó, mientras los medios daban cuenta de que el cuerpo de Rada había sido luego calcinado.
Que Venezuela haya logrado un asiento en el más alto organismo de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha sido un golpe demoledor para la oposición y para los más de 50 países que reconocen a Guaidó como presidente encargado de Venezuela.
También un golpe certero contra la política exterior de Estados Unidos que, en este caso, ha dejado ver que, en cuanto a Venezuela, en la ONU está siendo muñequeado por Rusia y China.
Quiénes también han sido sacudidos por semejante derrota es el Grupo de Lima que, aunque intentó bloquear a Venezuela promoviendo a Costa Rica, no lo consiguió.
Y es que Costa Rica recién presentó su postulación dos semanas atrás; alcanzó 96 sufragios.
Brasil, mientras tanto, retuvo su puesto con el respaldo de 153 países. Es el otro representante de la región.
Una vez más, los estrategas de los países que quieren librarse de las dictaduras no acertaron. En este caso, llegaron tarde con Costa Rica.
Venezuela, en cambio no se detuvo. En julio pasado reunió en Carcas al Movimiento de Países No Alineados (NAM por sus siglas en inglés), que ahora preside. En una elección, cada voto suma. En fin.
Pero más noticias dramáticas provienen del exterior y estremecen a la humanidad, que no encuentra respuestas.
Se trata de algo así como un ajedrez Internacional cuyas fichas son movidas por personajes de ficción.
Ocurrió en Culiacán, estado de Sinaloa, y el protagonista es Ovidio Guzmán López, hijo del Chapo Guzmán, condenado a cadena perpetua en Estados Unidos.
Guzmán López había sido detenido junto a otras tres personas luego de un ataque a una patrulla de la Guardia Nacional, según el secretario (ministro) de Seguridad.
La noticia de su detención desató enfrentamientos entre las fuerzas del orden y civiles armados por las calles y avenidas de Culiacán.
Duró horas, carros y tráileres fueron incinerados. Fue considerada una situación de guerra.
El saldo fue de al menos 8 muertos, 16 heridos y 49 reos fugados del penal Aguaruto de Culiacán.
¿Cómo se zanjó el conflicto? Inverosímil: El Ejército se sintió superado por los grupos armados que defendían a Guzmán López, y lo dejó en libertad.
“Fue para evitar la violencia en Culiacán”, se arguyó. Hubo feroces enfrentamientos, se dijo. ¿Quién gobierna a quién?
Ovidio y su hermano Alfredo habrían asumido el liderazgo de una parte del cártel de Sinaloa, desde la extradición de su padre a Estados Unidos, en enero de 2017.
En medio de esto, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, AMLO, se pronunció a favor de la liberación del hijo del Chapo, “por la paz del Estado”.
Eso sí, apenas hizo ese pronunciamiento, se le recordó un mensaje de Twitter cuando se fugó el Chapo, en 2015.
Desde la oposición, en ese entonces, criticó al presidente Enrique Peña Nieto por la fuga del narco.
“Nuestro país no debe ser hazmerreir de nadie”, escribió AMLO el 14 de Julio de 2015, día de la fuga.
¡Una cosa es con guitarra y otra con violín, o el doble estándar de los políticos? ¡Ustedes dirán!
Y ¿qué pasa en Bolivia y Chile? Del Altiplano llegan buenas noticias: habrá segunda vuelta; del país de la estrella solitaria, funestas: sigue la violencia. Ya comentaremos.