Canal cero
"Si fuera hombre, claro…"
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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El periodista Luis Eduardo Vivanco le preguntó en su programa 'Castigo divino' a Lourdes Tibán, dura crítica de Rafael Correa: "¿Si Rafa fuera el último hombre en la tierra, usted afloja?"
Lourdes respondió sin dudar: "Si fuera hombre, claro". La frase se volvió célebre de inmediato porque, con finura y desparpajo, le dio un golpe al machismo del caudillo, que prefirió no contestar lo incontestable.
Lourdes había tenido ya varios cruces de palabras con Correa, que una vez dijo en cadena nacional que ella era una "ladilla".
Hubo protestas contra el jefe de Estado que había identificado a una legisladora con un parásito responsable de un mal venéreo, pero sus incondicionales hasta lo defendieron en la Asamblea Nacional, donde Lourdes preguntó si sabían que era una ladilla.
A los correístas que dijeron que no, les ensopetó: "No saben lo que es, pero la tienen". Y allí nomás se callaron.
El chiste y hasta el insulto humorístico han sido recursos de los políticos, pero Correa no tiene sentido del humor. Insulta en forma grotesca con la idea de que tiene una suerte de monopolio del agravio.
Y sus seguidores van por el mismo camino, con peores resultados.
Sus enlaces de los sábados, que por eso se llamaban sabatinas, estaban llenos de agresiones e improperios.
Hablaba de "gordita horrorosa" o de "momias cocteleras" y profería insultos racistas, machistas y ofensivos como: amarillistas, aniñaditas, antipatriotas, arribistas, babosadas, bestias salvajes, buitres, cadáveres políticos, canallas, cara de estreñido, caretuco.
Epítetos a los que se sumaron: cloaca con antenas, cobardes, enano fachín, encuestadora chimba, fantoche, farsante, fascista de camisa negra, gallinazos, garroteros, incapaz de pensar, investigadores mediocres, limitadito, majadero insolente, medio hombre y medio mujer.
Y también: oligarquía laboral, pasquineros, pelafustanes, periodicuchos, periodistas semi ignorantes, perros rabiosos, ponchos dorados, prensa corrupta, pseudo analistas, sapos, sátrapas, sinvergüenzas, trogloditas, vendepatrias.
Se contabilizaron más de ciento setenta epítetos ofensivos.
Sus expresiones no son solo insultantes, sino llenas de racismo, de frustraciones familiares y de machismo.
Son desahogos del macho sabio, como lo caracteriza María Paula Granda Vega en un libro de ese título sobre 'Racismo y sexismo en el discurso del presidente Rafael Correa'.
La obra demuestra que, presentándose como el académico "que sabe como hacer las cosas", Correa sustenta el racismo y el sexismo, presentando a los indígenas y a las mujeres como prototipos del polo negativo, como incivilizadas e irracionales.
Divide la realidad en forma maniquea entre los "fieles", las "sumisas", los "dóciles", que son sus seguidores, y los "indios fracasados", "desadaptados" o "fundamentalistas de género", que son sus opositores.
Correa no tiene límite en su capacidad de insultar y de agredir. Por eso provoca que, en la clave machista en que pone la polémica, haya quien cuestione púbicamente su virilidad.