Columnista Invitado
Llorar sobre la leche derramada
Luis Alberto Elizalde Yulee, es arquitecto, cocinero y escritor.
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Quejarse y enumerar los atropellos, injusticias y el sentimiento de indefensión que vivieron los ciudadanos de Quito y de otras poblaciones, como consecuencia del último levantamiento indígena, sirve de poco y es un ejercicio tóxico, aunque la rabia parezca justificada. No es la primera ni será la última asonada en el Ecuador.
Es verdad que los que no aprenden del pasado están condenados a repetirlo, y también es cierto que aquellos que lo reviven constantemente se estancan. Tampoco se trata de ignorar los hechos como si no hubiera sucedido nada, pero hay que pasar la página y seguir adelante.
El paro de junio 2022 deja lecciones que pueden ser utilizadas positivamente.
Las negociaciones abrieron canales de comunicación que no existían con la participación de mediadores e Iglesia, que terminaron convirtiéndose en un aporte efectivo para poner fin al conflicto y podrían ser aprovechados por el Gobierno ahora que las demandas están frescas y es posible hacer una lista de los temas críticos identificados antes y durante el paro:
- 1. Político: ¿hasta dónde puede gobernar el Ejecutivo sin contar con la Asamblea? Ya hemos visto que poco y su poder desestabilizador es real. Es imperativo realizar acuerdos con diferentes actores que le permitan conseguir gobernabilidad, eso podría incluir repensar una alianza con el Partido Socialcristiano, que fue su boya salvavidas, y mantener los vínculos creados con Pachakutik, y Leonidas Iza durante las negociaciones, para no descuidarlos. Ese es trabajo del ministro Jiménez.
- 2. Social: debería estar directamente relacionado con la ejecución de los compromisos políticos y poner especial énfasis en Salud y Educación que, una vez superada la pandemia, vuelven a ser los ministerios olvidados. Resolver asuntos como la adquisición y el expendio de medicinas es vital y no debería demorar más tiempo porque se ha convertido en una forma de medir la eficiencia del Gobierno.
- 3. Seguridad: durante la última crisis, las Fuerzas Armadas, la Policía y los ministerios del Interior y Defensa actuaron profesionalmente. La prudencia y la tolerancia ante el estallido de violencia llegaron a extremos que costaron vidas y heridos graves entre los uniformados.
Es un equipo preparado que ya conoce las verdaderas amenazas a la seguridad nacional: los carteles del narcotráfico, las pandillas en las cárceles y su infiltración en la Justicia y el Poder Legislativo. Solo hay que dejarlos cumplir con su deber.
La corrupción en el Poder Judicial y el abuso de las facilidades que la Constitución de Montecristi dejó para eludir a la justicia son una batalla mayor y solicitar colaboración internacional podría ser imprescindible.
- 4. Económico: un frente últimamente dejado de lado, quizás asumiendo que funciona porque es un oficio en el que Guillermo Lasso se desempeña bien y el petróleo está alto. Era el asunto más importante del Plan de Gobierno, y aunque los imprevistos cambiaron las cosas, el manejo prudente de las finanzas públicas, las buenas relaciones con el FMI y los acuerdos comerciales con México, Asia y Estados Unidos deben continuar, mientras internamente se crean facilidades para los productores nacionales con ayudas focalizadas.
- 5. Internacional: no meterse en asuntos ajenos, continuar la política de apertura establecida para Perú y Chile, con el nuevo presidente de Colombia. En un continente decantado hacia la izquierda, eso puede incluir un reenfoque de las relaciones con Venezuela, Nicaragua y Cuba, mientras se mantiene cercana la colaboración con Estados Unidos.
En fin, si no queremos volver a llorar sobre la leche derramada, debemos aprender las lecciones y sobreponernos.