Matrix política
Liderazgo millenial: la decadencia del caudillo vertical
Consultor Político con 20 años de experiencia en campañas electorales, comunicación de Gobierno y gestión y management de la crisis. Catedrático universitario y conferencista en varios países de América Latina y en España.
Actualizada:
2 de junio de 2019.
Amanecí, como una gran cantidad de ecuatorianos, viendo por televisión la etapa final
del 'Giro de Italia' que consagraría para siempre a un joven que, igual para la gran
mayoría de ecuatorianos, era bastante desconocido, salvo en los círculos acotados del
ciclismo hasta ese día.
Richard Carapaz escribiría aquella mañana una página dorada en la historia del deporte ecuatoriano.
Pero ¿quién era Carapaz? Pues un chico que se había hecho a él mismo. De origen muy humilde pero de una convicción y capacidad de progreso envidiables.
Había empezado prácticamente sin apoyo e incluso había tenido que migrar a Colombia para poder sustentar su participación en el deporte de las dos ruedas. Una vez consagrado, todos teníamos ganas de conocer a la persona detrás del deportista.
Y cuando lo hicimos, descubrimos un nuevo estilo de liderazgo: más bien retraído, callado, poco expresivo, de muy pocas entrevistas en grandes medios y bastante poco adepto a homenajes y reconocimientos públicos.
Incluso polémico, hablando poco, pero espeso al momento de reclamar mayor atención para los deportistas del país. Su liderazgo no era más al que estábamos acostumbrados: él hablaba desde la ruta y con resultados (lo que siguió fue la medalla de oro olímpica).
Y así, desde el asfalto y con pocas palabras, se ha convertido en un absoluto referente para todo el Ecuador.
Desde hace muchos años trabajo con jóvenes tanto en la consultoría política como desde mi cátedra universitaria y he notado claramente cómo los líderes de mi tiempo, hoy no tendrían ni la menor posibilidad de inspirar al resto porque simplemente las cosas y las formas han cambiado.
Los liderazgos caudillistas, carismáticos, mesiánicos, verticales, verborrágicos, están en franca extinción. Atrás quedaron esos jefes bravucones e intolerantes y que (¡Dios mío!) siempre, pero siempre, tenían la razón.
Los millenials (con su nuevo estilo, ni mejor ni peor, nuevo) llegaron pisando fuerte y para quedarse.
10 características del liderazgo millenial:
- Son buenos administradores de la escasez (viven en ultra mini departamentos, no les interesa los espacios grandes, trabajan en coworking o trabajo compartido, no gastan demasiados recursos, utilizan energías alternativas y viajan mucho, pero barato).
- Su liderazgo es sustancialmente horizontal, cocreado y colaborativo.
- Son líderes VUCA. Que saben adaptarse al nuevo entorno: volátil, incierto, complejo y ambiguo (por sus siglas en inglés).
- Prefieren tomar acciones y dar resultados más que hablar mucho y comunicar en exceso.
- Están enfocados en la innovación.
- Saben armar y potenciar equipos multidisciplinarios y con destrezas y talentos diversos.
- Es capaz de crear sinergias positivas, círculos virtuosos y cadenas de valor.
- Motiva a su equipo a través de la pasión que demuestra en cada una de sus acciones.
- Inyecta esperanza en su gente. No hay espacio para el pesimismo y la inacción, sino para caerse y levantarse de inmediato. Aprenden de sus errores, no les paralizan.
- Son esencialmente y por encima de todo ¡HUMILDES! Son abiertos a la crítica constructiva.
Soy uno de los que aplaudo que en el mundo (político, empresarial, social, deportivo - Messi es otro buen ejemplo de aquello-), los nuevos líderes sean los que inspiran, que hacen más de lo que hablan, que trabajan y dejan todo por su equipo, que son abiertos a escuchar, que necesitan sueños y quimeras para ir por ellas con pasión. Pero que, sobre todo, no están por encima ni se sienten por arriba de nadie.
El mundo camina hacia el liderazgo horizontal, bajemos al caudillo de su pedestal y vamos todos juntos por el Ecuador.