Leyenda Urbana
Iza amenaza a la fiscal Salazar y advierte al presidente electo
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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La violencia en Ecuador, en todos los órdenes, está imparable, con episodios dolorosos que se leen entre lágrimas y en medio de sobresaltos; por eso, lo que escribió Montesquieu: “feliz el pueblo cuya historia se lee con aburrimiento”, no aplica para nosotros.
Y cómo podría haber felicidad si apenas cuatro días después de unas elecciones anticipadas en las que por decisión popular el ganador fue el empresario Daniel Noboa, el presidente de la Conaie, Leonidas Iza, en lugar de aceptar la derrota de sus aliados, incluso en su provincia, Cotopaxi, amenaza con llevar a juicio político a la fiscal general del Estado, Diana Salazar.
Lo hace con cinismo y desparpajo porque no puede hablar en nombre de Pachakutik (PK), brazo político de la Conaie, que tiene apenas cinco asambleístas; sino como recadero de fuerzas siniestras; esas que desde años atrás quieren sacar a la fiscal y allanar el camino para su impunidad.
Los ecuatorianos ya conocen que Iza le hace los mandados a Correa, y esta vez no sería la excepción; por eso, al anticipar el juicio político a Salazar, lo que busca es marcar la agenda de la Asamblea Nacional, menospreciando a los legisladores recién elegidos, y en instantes que el país está urgido de leyes fundamentales, y con tiempo limitado antes de entrar en una nueva campaña electoral.
El contexto en el cual plantea el proceso contra la fiscal, de quien, dice, ha “puesto la justicia al servicio de la oligarquía”, es igualmente deplorable, ya que lo enmarca en su personal defensa al ex asambleísta Peter Calo, de PK, procesado por una agresión sexual, pero al que considera un “perseguido político”.
Si a esto se suma la advertencia nada menos que al presidente electo, Daniel Noboa, cuando todavía no ha asumido la jefatura del Estado, evidencian los planes desestabilizadores contra el nuevo gobierno que Iza ni siquiera los oculta.
El presidente de la Conaie pretende que quien acaba de ganar las elecciones ejecute la agenda de su organización y no las del movimiento ADN al que el pueblo escogió; por eso se atreve a exigir que suspenda todos los acuerdos comerciales, que han sido gestiones por amplios sectores, por mucho tiempo, y que son negociaciones entre Estados.
En democracia, plantear reivindicaciones sociales es legítimo, pero la mayoría de las 15 propuestas del movimiento indígena lucen absurdas como aquella de la condonación de las deudas con la banca.
Si en verdad quisiesen acordar una agenda en bien de su sector, hubiesen buscado una reunión directa con Noboa que seguro habría sido más efectiva; aunque en realidad primero deberían ponerse de acuerdo dentro de Pachakutik, ya que por la división interna ni siquiera pudieron participar en las recientes elecciones, hecho que debiese avergonzarles.
Definitivamente, el presidente de la Conaie parece habitar en otra dimensión; una en la cual la inseguridad, la violencia, el narcotráfico, el desempleo, la migración; todas las crisis juntas que atenazan en estos momentos al Ecuador, apenas si son enunciados por él.
Iza es un ser desubicado que cobró protagonismo por el error garrafal de Lasso de ordenar su arresto cuando lideraba un paro que iba camino al fracaso, y convertirlo en su contradictor político, luego de lo cual se envalentonó y, con inesperados apoyos, violentó el país durante 18 días, con saldo de muertos, heridos y pérdidas por alrededor de USD 1.000 millones.
A partir de allí, Iza se cree presidenciable y su ego es alimentado por quienes lo usan para que les haga el trabajo sucio.
Días antes de la segunda vuelta, sin ocultar su fascinación por el correísmo, llamaba a “derrotar a la derecha”, en directa alusión a Daniel Noboa; pero una vez que ganó las elecciones, quiere que ejecute la agenda de la izquierda.
Que con cinco asambleístas y una sonora derrota en la Sierra central, Iza pretenda manejar la Asamblea Nacional debería provocar la reacción de los legisladores, a no ser que compartan el siniestro objetivo de bajarse a la fiscal Salazar y torpedear la gestión de Daniel Noboa por temor a que haga un buen gobierno que los aleje del poder.
Solo la lucidez de los actores políticos evitará que la Asamblea vuelva a ser escenario de transacciones oscuras y epicentro de la desestabilización que la gente repudia.
El Partido Social Cristiano (PSC), al que en muchas provincias le han dado una nueva oportunidad, no querrá desperdiciarla en transacciones con el correísmo, que siempre estarán bajo sospecha porque su único objetivo son los organismos de control y la justicia para deshacer los juicios y sentencias que tienen sus mandamases.
Sería políticamente suicida entregarse en cuerpo y alma a un sector que, incluso, parece ir camino directo a una implosión tras dos derrotas consecutivas y en momentos que los trapos sucios de sus dirigentes son ventilados en las redes, con grabaciones y demandas penales escandalosas, demostrando la calaña que son; que siempre han sido.
Para sacar adelante al país, deben unirse en torno a cuatro o cinco temas imprescindibles; esa es la única forma de evitar que Ecuador se convierta en un Estado fallido. Suena dramático, pero es real.
La violencia y las carencias son hoy un tormento para la gente; estamos en las antípodas de la historia que Montesquieu advierte caracteriza a un pueblo feliz.