Con Criterio Liberal
Lecciones que Vargas Llosa aprendió en 1990 para el Ecuador de hoy
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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Por recomendación, leo con estupefacción 'El pez en el agua' el libro en que Mario Vargas Llosa relata su campaña electoral en Perú en 1990. Los paralelismos con el Ecuador de 2021 son tan preocupantes que da espanto.
En 1990 Mario Vargas Llosa, ya por entonces reconocido intelectual a nivel internacional, se lanzó a la Presidencia del Perú para enfrentarse con Alan García, un mandatario con ínfulas de tirano socialista que quería "nacionalizar la banca".
Sin embargo, sorpresivamente, le ganó Alberto Fujimori. Veamos en qué se parece todo esto a la situación actual.
Fujimori era un desconocido antes de las elecciones, que se ganó el voto a base de alentar resentimientos y de ser apoyado por las izquierdas, que auspiciaban el miedo al programa que presentaba Vargas Llosa.
Fujimori, como Arauz, no presentó en realidad programa alguno más allá de actos de marketing (como pasearse en un tractor por el Perú).
Lasso, como Vargas Llosa, presenta un programa de reformas estructurales y unas ideas sobre cómo sacar al país adelante.
Arauz, como Fujimori, no dice más que vaguedades. Pero claro, si gana las elecciones tendrá que aplicar un programa de reformas, como lo hizo Fujimori, aunque dijo en campaña que no lo haría, pues la realidad económica es dura y terca.
Fujimori, como se anticipaba, destruyó la democracia en el Perú (autogolpe de 1992, nueva Constitución en 1993, reinterpretación para poder presentarse en el año 2000, intromisión en el sistema judicial, en la jerarquía del Ejército y la Policía, espionaje masivo con Montesinos), y es que desde la campaña ya se sabía que era una persona autoritaria y con poco respeto por las instituciones democráticas.
Fujimori tuvo que aplicar algunas de las ideas que propugnaba Vargas Llosa y que tanto criticaba.
No un capitalismo aperturista con institucionalidad democrática, sino un capitalismo de compadreo con una tiranía populista; pero que permitió cierto crecimiento económico, aunque no tan sólido ni tan democrático como pudo haber sido.
Pero ni siquiera podemos tener muchas esperanzas de que eso ocurra en Ecuador con Arauz.
Las ideas tienen consecuencias. Aunque las malas ideas, la zafiedad y el llamado a los más bajos instintos, en el corto plazo pueden dar réditos, la honestidad y la bondad en el largo plazo, pagan.
Fujimori y Montesinos ahora están en prisión mientras que Vargas Llosa está feliz, se ha vuelto a casar con Isabel Preysler, recibió el Premio Nobel y sigue defendiendo sus ideas mientras escribe sus novelas.
No fue Mario Vargas Llosa quien perdió en aquellas elecciones, que al fin y al cabo creo que ha sido mucho más feliz gracias a no haberlas ganado. Ni él ni sus coidearios del movimiento Libertad, contra quienes tantos votaron "para fastidiar a los ricos" o "contra las oligarquías", y que tenían y tienen medios y posibilidades de vida.
Perdieron los miles de peruanos que fueron represaliados por el fujimorato, los millones de peruanos que no pudieron salir de la pobreza antes pues no se aplicaron buenas políticas. Son ellos quienes sufrieron la derrota de Mario Vargas Llosa.
Como no será Lasso quien salga perdiendo si pierde estas elecciones, sino los millones de ecuatorianos que no podrán salir de la pobreza quienes sufrirán las consecuencias.