El Chef de la Política
Lasso y socialcristianos, a diferenciarse. La centro-izquierda, a unirse
Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip).
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Con Otto fuera de la carrera presidencial, el escenario de los comicios 2021 varía considerablemente.
Para la centro-derecha las opciones se concentran ahora en Lasso y en el candidato socialcristiano y, aunque esto implica una reducción de la dispersión de voto en ese espectro ideológico, hay algunos frentes en los que ambos deberán trabajar de inmediato.
Por un lado, es indispensable que desarrollen una estrategia comunicacional y de posicionamiento que les permita diferenciarse ante el electorado en cuanto a sus propuestas económicas. Uno y otro son candidatos que defienden el libre mercado y el fortalecimiento del sector privado; no obstante, los medios para que la producción se incremente, al igual que las fórmulas para mejorar el empleo, difieren entre las dos opciones electorales.
Allí está, por tanto, una tarea pendiente. Si en ese aspecto no se da una clara diferenciación, el costo electoral será compartido pues para sus opositores resultará más fácil atacar a ambas candidaturas como si fueran un todo. El papel de los impuestos, el rol del Estado o el tratamiento que se debe dar a la deuda externa son temas en los que unos y otros deberán ser claros en cuanto a sus ofertas.
Adicionalmente, las distancias entre Lasso y el candidato socialcristiano también se deberán evidenciar en lo relacionado con sus creencias sobre los valores que deben imperar en la sociedad. Dicho de otra forma, cuán liberales o conservadores sean los candidatos puede marcar una diferencia importante.
El tratamiento a las diversidades sexuales o a las minorías étnicas, por ejemplo, son cuestiones clave que terminarán inclinando la balanza por una u otra opción. Si no hay una declaración firme al respecto, o en relación a cuestiones aún más neurálgicas, como el tipo de política criminal que debe asumir el país, ambos candidatos terminarán confundidos en una sola tendencia que, dicho sea de paso, parecería no ser la misma.
La discusión sobre el papel de las mujeres en la sociedad o el justo espacio de la Iglesia Católica en la política nacional son otros temas en la agenda de discusión. En definitiva, las dos candidaturas deberán demostrar las razones por las que no son lo mismo en lo económico y tampoco en cuanto a valores.
Pero la claudicación de Otto también afecta a la centro-izquierda. El temor que podía existir por el posible posicionamiento del exvicepresidente en ese espacio del espectro ideológico se ha desvanecido y ahora más que antes el gran centro político debe ser cubierto.
Sin embargo, para los candidatos de esa tendencia la tarea pendiente es aún más complicada pues no sólo deben buscar una alianza sólida sino que además tendrán que lidiar con la posibilidad real de que tanto Lasso como el candidato socialcristiano amplíen su radio de acción hacia los votantes más moderados.
Además, en el plano de las ideas, la centro izquierda debe diferenciarse claramente del candidato de la Revolución Ciudadana y esa no es una cuestión simple.
Más allá del discurso anticorrupción, que será la constante entre todos los candidatos, el punto clave para quien quiera, desde la centro-izquierda, apropiarse de la medianía del electorado, está en la presentación de una propuesta innovadora en lo económico, que realce la necesidad de la tolerancia respecto a las diversidades de todo orden y que, en definitiva, se muestre como una propuesta más liberal en cuanto a valores de la que provendría tanto de la centro-derecha como del candidato del ex Presidente Correa.
Allí, la candidatura de Inty Gronneberg, por Izquierda Democrática, pudo constituirse en un interesante espacio de convergencia de diferentes actores e intereses. El joven científico cumple buena parte de los requisitos que la ciudadanía requiere para un presidenciable en épocas de pandemia. Lástima que al final esa opción no haya podido materializarse.
De a poco el panorama electoral empieza a tomar forma y la renuncia de Otto a la candidatura ha ayudado a esclarecer los posibles trayectos de las candidaturas y sus propuestas.
Independientemente de los postulantes, lo que queda cada vez más claro es que tanto en lo económico como en lo político el espacio para los discursos radicales es menor.
Por tanto, mientras Lasso y el socialcristianismo deben luchar por diferenciarse entre sí, los candidatos de la centro-izquierda tienen que enfrentarse a sus propios egos en el afán de consolidar una candidatura unificada.
Hasta hace pocos días la discusión era por la unificación de candidaturas de la centro-derecha, ahora ese reclamo ciudadano se volcará a la centro-izquierda.