Leyenda Urbana
Lasso hereda cifras alarmantes; Luisa y Noboa quieren usar las reservas
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Si la economía ecuatoriana fuese un paciente tendría que estar en cuidados intensivos, bajo pronóstico reservado, y nadie se atrevería a contradecir porque no podrían dar un diagnóstico distinto.
Se trata de un enfermo crónico del que pronto se hará cargo quien triunfe el 15 de octubre próximo, por lo que resulta imperativo que los finalistas hablen de la realidad que van a encarar, sin la salida fácil de anunciar que echarán mano de las reservas del Banco Central, porque no solo que no solucionarán la crisis, sino que la agravarán.
Mientras Guillermo Lasso dedica 10 días para su último viaje al exterior como presidente de Ecuador (visita Estados Unidos), las cifras económicas que heredará su Gobierno mantienen a los analistas al filo de la silla y muy inquietos a los mercados.
Ecuador prevé cerrar 2023 con un déficit fiscal de alrededor de USD 5.000 millones y un crecimiento de apenas el 1,5%; todo esto cuando se anticipa que en diciembre arreciará el fenómeno del Niño que golpeará al país en todos los órdenes.
Solo la caída de la producción de petróleo, que promedió 470.000 barriles, cuando en el Presupuesto se calculó 500.000, supuso un impacto de unos USD 1.000 millones en los ingresos.
Cosa parecida ha ocurrido con los ingresos tributarios que también cayeron, a lo que se agrega que no se monetizó el Banco del Pacífico pues no se vendió; mientras el gasto público aumentó.
Por si fuera poco, el IESS tiene problemas de liquidez, y la Reserva internacional se redujo entre marzo de 2022 y agosto de 2023 en cerca de USD 3.000 millones.
Ecuador es también en lo económico la suma de todas las negligencias.
Los problemas estructurales siguen irresueltos, porque los políticos no han tenido los arrestos para actualizar, por ejemplo, las normativas laborales encarando a quienes se oponen al trabajo a tiempo parcial, idéntico al que los ecuatorianos hacen cuando migran a otros países.
El sindicalismo defiende solo sus propios intereses; la suerte de los desempleados poco les importa.
Que Ecuador tengas 4 millones de pobres y 5 millones de desempleados y subempleados debería conmoverles más aún al mirar cómo miles de compatriotas optan por un peligroso éxodo para llegar a Estados Unidos, arriesgando sus vidas en el Darién, en busca de una oportunidad, que su país les niega.
Pero no se inmutan.
Atraer inversión extranjera para propiciar la generación de empleos, una salida que mencionan los expertos, resulta una utopía porque las cifras del riesgo país, de cerca 1.760 puntos, ahuyenta a todos.
Por si faltara algo en la crisis, los rumores sobre la emisión y/o compra de bonos del Estado con sofisticados mecanismos, que se extendieron la semana anterior, han estresado el ya enrarecido ambiente del país.
Este es el escenario con el cual Luisa González o Daniel Noboa se encontrarán; uno donde la “caja fiscal está en soletas”, como dice Jaime Carrera, del Observatorio de la Política Fiscal.
Pero los candidatos no se dan por aludidos cuando tendrían que anticipar al país cómo obtendrán ingresos permanentes para sostener el presupuesto, que a la fecha suma atrasos por USD 1.700 millones; al contrario, recorren las provincias haciendo ofertas demagógicas que incrementarán el gasto público, mientras anuncian, sueltos de huesos, que echarán mano de las reservas internacionales como si el Banco Central fuese prestamista.
El dinero de las reservas internacionales no es del Gobierno, sino de los bancos y cooperativas, vía encaje; o sea, plata de la gente; al igual que los depósitos de la Seguridad Social pertenecen a los afiliados y también hay dinero de los gobiernos autónomos (prefecturas y municipios).
Sorprende que Noboa, quien dice ser entendido en temas financieros, anuncie que retirará USD 1.500 millones para encarar los efectos del fenómeno del Niño, porque, aunque suene “lógico” en una situación excepcional, no son dineros de libre disponibilidad del Ejecutivo y su uso pudiera poner en riesgo la dolarización.
Que González quiera usar USD 2.500 millones no llama la atención, porque ya lo hicieron antes, aunque preocupa que no haya aprendido la lección de lo nefasto que resultó para el país.
Fue su mentor político, Rafael Correa, quien tomó USD 8.000 millones de la reserva; 2.000 millones de los cuales prestó a la banca pública para reactivar la economía, pero hasta el sol de hoy no han devuelto y tampoco hubo la bendita reactivación.
Porque no aprenden de las experiencias debe ser que el candidato a la Vicepresidencia por el correísmo, Andrés Arauz, habló con un medio argentino de la “ecuadolarización con medios electrónicos… una especie de convertibilidad electrónica donde más bien los dólares sean absorbidos y puedan ser utilizados para pagos internacionales”, e hizo sonar las alarmas en Ecuador.
Los analistas coinciden que lo que buscarían es “manipular la cantidad de ecuadólares para emitir más”.
¡Insoportable!
En un reciente artículo en este diario, el exministro de Finanzas, Fidel Jaramillo, explicó lo que pasó en Zimbabue, país que dolarizó para arreglar la hiperinflación y su enloquecida economía y tuvo buenos resultados, pero como no hubo un manejo macroeconómico adecuado y volvió la crisis, se inventaron el “zimdólar”, que arruinó todo, porque la gente prefirió los dólares. La hiperinflación está de vuelta.
¿Arauz conocerá este caso? ¿Le importará, siquiera?
A 26 días de elegir a quien gobernará Ecuador, las cifras económicas que hereda el Gobierno de Lasso asimilan a las de un enfermo terminal, pero los anuncios de Luisa y Noboa de meter las manos en las reservas, no lo salvarán.
¡Para contener la respiración!