Leyenda Urbana
Lasso, entre la maldad de los conspiradores y la solidaridad de países amigos
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Cuando pensábamos haber visto toda la vileza de la que los políticos ecuatorianos pudieran ser capaces, la exhibida durante los aciagos días de violencia y terror, los ha superado.
La sincronía del crimen organizado para explotar coches bomba, incendiar surtidores de gasolina, amotinar las cárceles y llenar de espanto a la población en varias provincias, causó pavor. La de ciertos asambleístas y dirigentes políticos conspirando para sacar del poder al presidente Lasso, causó repudio.
Debemos haber provocado lástima fuera de las fronteras, porque no deben entender semejante canallesca actitud, en un país al que las organizaciones del crimen y el narcotráfico desafían y atormentan.
En lugar de ocuparse de la gente y planear trabajar por ella, los políticos superados por la maldad y con una insólita beligerancia, han buscado aprovecharse de las aciagas horas para intentar desarmar el poder constituido por mandato del pueblo.
Suena demencial, pero cuando la institucionalidad del país estuvo en máximo riesgo, algunas Funciones del Estado no solo que no salieron a defender, una y otra vez, a la Patria vilipendiada, sino que dejaron ver su pequeñez humana y sus coincidencias con las conductas de aquellos que representan los poderes más siniestros.
En los últimos días, los ecuatorianos han vivido una suerte de dos mundos superpuestos, en los que se ha podido diferenciar, con nitidez, a políticos carroñeros aprovechándose del dolor y el miedo colectivo.
Y a los amigos sinceros de la comunidad internacional, arropando al país, angustiados por los riesgos que se ciernen sobre la Nación.
Las expresiones de solidaridad y aliento han sido un bálsamo sanador, en contraste con la ruindad interna que aumentó el desconcierto y sacó lágrimas de impotencia y coraje.
El apoyo de Estados Unidos, la Unión Europea (UE), de países de la región y otras latitudes, así como de organismos internacionales, ha sido unívoco.
Charles-Michel Geurts, embajador de la UE, en Quito, dijo que Ecuador puede contar con la cooperación europea de seguridad, con la experiencia de sus países, y citó al Programa PAcCTO, para la lucha contra el crimen organizado en América Latina.
El secretario de Estado para Asuntos del hemisferio occidental de Estados Unidos, Brian A. Nichols, rechazó los violentos ataques en Guayaquil y Esmeraldas y lamentó la muerte de miembros de la Policía.
"Estamos junto a Ecuador en la defensa de la paz, los derechos humanos y la democracia", escribió en Twitter, agregando que ningún país está solo en la lucha contra el crimen organizado y la violencia.
En contraste, parapetados en las redes sociales, los conspiradores se aprovecharon de la angustia de miles de compatriotas de Guayaquil, Esmeraldas, Santo Domingo de los Tsáchilas y Durán, para plantear la destitución del Presidente de la República, justo cuando Ecuador estaba siendo atacado por los mayores enemigos contemporáneos de la humanidad: el narcotráfico y las mafias.
Aupados por el sentenciado expresidente, los correístas han insistido en la salida de Lasso, bajo el argumento de que no ha demostrado capacidad para encarar la violencia, sin mencionar la reubicación de 2. 400 presos, que desató el conflicto.
Tahúres de la política, han barajado todas las posibilidades: adelantar las elecciones, aplicando la muerte cruzada; la revocatoria del mandato o la destitución por "grave conmoción social", aunque la ley ya no se los permite.
Lo han planteado cuatro meses después de que, en junio, no consiguieran los votos para una moción de destitución en la Asamblea, durante los 18 días de un violento paro nacional.
El asambleísta Ronny Aleaga, que causó revuelo al asomar en una foto en una piscina, en Miami, meses atrás, en el cumpleaños de un personaje a quien se relacionaba con un involucrado en narcotráfico, pidió que la Asamblea sesione, de forma extraordinaria en Guayaquil, para tomar medidas urgentes, pero contra el Ejecutivo.
Nadie duda de que el correísmo ha buscado la caída de Lasso desde cuando asumió la Presidencia, el 24 de mayo de 2021. Pero, hoy, están desesperados.
Correa ansía el poder para manipular la justicia y propiciar se deshaga la sentencia por corrupción que le impide regresar al país.
El retorno de Lula en Brasil le tiene más obsesionado, mientras le atormentan las delaciones que presume hará Nilsen Arias, alto cargo petrolero durante siete de los 10 años de su gobierno, en Estados Unidos.
En realidad, casi toda la dirigencia política ha mostrado una conducta rastrera, durante los días que Ecuador ha estado bajo ataque del crimen organizado. Han pensado primero en ellos, que en el país. ¡Canallesca actitud!
Los de Pachakutik, brazo político de la Conaie, aliado de Lasso al inicio de su mandato, han tenido posiciones divididas.
Han evitado condenar los afanes golpistas, seguramente, haciendo cálculos ante la próxima campaña para las elecciones seccionales de 2023.
El comunicado ambiguo del PSC ha sido políticamente cínico, y moralmente, deleznable. Nunca condenó los ataques del terrorismo.
La Izquierda Democrática (ID) no ha caído en la trampa golpista, pero tampoco ha defendido la democracia, en un momento sin precedentes en la historia nacional, por la inédita presencia del enemigo atacando desde las entrañas mismas del país.
Lasso tiene que actuar con apremio y lucidez, no solo para dar un golpe de timón a su gobierno, sino para convocar, de forma urgente, una cumbre presidencial de la región.
Al fin y al cabo, las 700 toneladas anuales de droga que salen por Ecuador y están destruyendo a la sociedad, vienen de Colombia y Perú.
El crimen es transnacional y hay que encararlo de la misma manera.
La maldad de los conspiradores pasará a la historia, que los juzgará, en tanto que la genuina solidaridad de los amigos del exterior de Ecuador jamás será olvidada.