Leyenda Urbana
Lasso, Arauz y Yaku pelean ir a la segunda vuelta. Trece contemplan la campaña
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Cuánta razón tenía Winston Churchill cuando dijo que “el problema de nuestra época era que sus hombres no quieren ser útiles sino importantes”.
Ensimismados en el disfrute de su condición de candidatos a la Presidencia de la República, 13 de los 16 aspirantes saben bien que no tienen posibilidad alguna en las elecciones del 7 de febrero próximo, pero están allí alimentando su enorme ego y desafiando a la suerte.
Mientras el mundo contiene la respiración ante la mayor amenaza sanitaria en un siglo, con una pandemia que ha modificado el curso de la historia. Y el país necesita, de manera urgente, encontrar los recursos para encararla y evitar la pérdida de más vidas, unos cuantos aprendices de políticos se baten por figuretear en unos comicios en los que no tienen nada que hacer.
En su íntima convicción deben admitir que ni un acto de prestidigitación política podría ubicarlos en el pelotón de quienes disputarán el paso a una segunda vuelta. Pero parece no importarles. Lo que cuenta es estar en la papeleta, aunque justificarán diciendo que es para promover a sus asambleístas.
A un mes de ir a las urnas, pocos ecuatorianos podrían mencionar de corrido el nombre de los candidatos a la Presidencia y el sector político que representan en esta campaña.
Y si el nombre y la tienda por la que participan se desconocen, qué piensan de los graves problemas del país y cuáles son sus propuestas nadie lo sabe. Solo algunos de los 16 aspirantes han expresado sus opiniones respecto de temas esenciales que inquietan a la sociedad.
Qué acciones plantean para luchar contra la corrupción no han sido mencionadas, y mucho peor las estrategias para combatir la impunidad, aunque sean dos de los mayores tormentos del Ecuador.
Cómo salvar al IESS, institución esencial a punto de naufragar, no ha merecido ni una sola referencia por parte de ciertos candidatos, quienes también han eludido hablar sobre qué harán para pagar la enorme deuda externa, encarar la inseguridad y la violencia.
Tampoco se sabe lo que piensan de los acuerdos con el FMI, ni de cómo generar empleo o su posición acerca de la minería a cielo abierto, o de cómo actuarán para lograr que la vacuna contra Covid-19 llegue a la mayoría de ecuatorianos a fin de lograr la inmunidad colectiva, que recomiendan los científicos.
En realidad, los ecuatorianos desconocen el pensamiento de la mayoría de los postulantes.
A estas alturas de la campaña, también resulta doloroso admitir que, como ocurrió en las elecciones para alcaldes y prefectos en 2019, esta vez, igualmente, los aspirantes se neutralizarán entre ellos.
El error estratégico de la tendencia de centro de participar de forma separada, se observa, hoy, con nitidez, y se confirma lo que se mencionó meses atrás: sin una alianza, el fracaso comicial es inminente.
Desde luego que en política los errores se pagan, pero es una lástima que quienes en realidad lo sufran sean los ciudadanos.
Tras haber soportado 10 años de abyecto autoritarismo, los dirigentes que lo padecieron o, al menos, acompañaron a las víctimas, tendrían que haber sido más lúcidos y menos egoístas, para propiciar una suerte de cordón de aislamiento moral; un corta-fuegos para cerrar el paso al riesgo de un retorno al oscurantismo. ¡Pero qué va!
Aún fresco en la memoria, la persecución a la disidencia, el encarcelamiento a los opositores, la división de los indígenas, los gremios, los sindicatos; el acoso a los periodistas, el cierre de medios, etcétera, no ha hecho pedagogía. El riesgo inminente al que le abocan al país por la fragmentación está a la vista.
Es penoso, pero se ratifica que, sin que importe el color ideológico, a los políticos les mueve la ambición personal, más no el amor que predican tener por el pueblo; de lo contrario, no antepondrían sus ambiciones.
A un mes de ir a las urnas, los errores de los estrategas que conducen esas campañas están a la vista.
Ante la ausencia de ideas y músculo electoral de quienes buscan dirigir al país se han decantado por el show, aunque ello les haya llevado a convertirse en el hazmerreír de la contienda.
No pocos aspirantes han devenido en caricatura.
Al echar mano de TikTok, la red social china de explosivo crecimiento, que difunde videos de pocos segundos, se les ha ido la mano.
La campaña está vacía de contenido, a pesar de ser una elección crucial en la que, como país, nos jugamos el futuro.
Ecuador va a las urnas con 16 candidatos y solo tres de ellos: Guillermo Lasso, Andrés Arauz y Yaku Pérez, parecen con opciones para disputar una segunda vuelta. Los 13 restantes, no.
En realidad, ni ellos mismos parecen haber apostado por un triunfo. Solo querían estar en la papeleta presidencial y volverse importantes; de esos que Winston Churchill lo advirtió, décadas atrás.