Comunidad Artística
#LaCulturaEnEmergencia
Profesora de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). Estudió Periodismo e Historia del Arte en la USFQ y en la Universidad Autónoma de Barcelona. Tiene un máster en Arte Contemporáneo, de Sotheby’s Institute of Art, Nueva York. Es editora general de
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El 18 de junio de 2019, el sector cultural salió a protestar en las calles. El 7 de agosto hay nuevas protestas. La marcha no se agota. Cada área del trabajo cultural tiene necesidades y formas de operación diferentes, pero en la calle se crea comunidad.
Las demandas del sector son consensuadas y fruto de un gran cansancio ocasionado por décadas de malos manejos y arbitrariedades.
La Presidencia, por ejemplo, tiene una Dirección de Gestión Cultural que funciona por fuera del Sistema Nacional de Cultura, rompiendo con lo que establece la misma Ley de Cultura y generando un sistema paralelo.
Y es tal el descaro en la operación de esa Dirección de Gestión Cultural, que su presupuesto para manejar un solo programa llamado Arte para todos, concentra un monto que equivale al 80% del presupuesto del Ministerio de Cultura y Patrimonio.
¿Quién está detrás de Arte para todos? ¿Quién se beneficia con ese programa que nunca fue evaluado por el Ministerio de Cultura? ¿Quién recibe un sueldo por trabajar ahí? Necesitamos ponerle nombres a la corrupción en el área cultural, sólo así se puede desmantelar a las élites culturetas que durante décadas han estado acomodadas y lucrando de los fondos culturales.
Con sus especificidades, el sector cultural es un sector productivo más, que no demanda únicamente fondos para funcionar, sino políticas de largo plazo, programas sostenidos y sistemas que permitan una operación sólida. De nada sirve repartir fondos si se vuelven un castigo para los representantes de los proyectos premiados, tampoco sirve de mucho si esos proyectos no son luego promocionados y difundidos a gran escala por el mismo ente que reparte los recursos.
La aprobación del IVA de 0% a 10 servicios culturales es un paso positivo para mejorar las condiciones de trabajo en el sector, que no es sólo resultado de la voluntad política para impulsar la firma del decreto, sino de un trabajo consistente de miembros del sector cultural.
Quedan pendientes otras acciones que se detallan en la Ley de Cultura y mientras las cosas no cambien, estoy segura de que #LaCulturaEnEmergencia no dejará de ocupar las calles.