Análisis Económico
La resurrección de las salvaguardias
Director general de Perspectiva, consultora de asuntos económicos y empresariales. Docente de posgrado en macroeconomía y políticas públicas. Realiza análisis coyunturales del Ecuador para The Economist Intelligence Unit (EIU).
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El proteccionismo es uno de los principales males de Ecuador. No son pocos a quienes no les cabe en la cabeza competir para vender. Necesitan de “ayudas” para hacerlo. Y tampoco son pocos los funcionarios públicos prestos a brindarlas.
No importa si el gobierno o sus ministros son del socialismo del siglo XXI o de alguna otra corriente promercado. Siempre hay sectores, industriales sobre todo, que convencen con facilidad a los políticos que su actividad es indispensable y que, por tanto, necesita protección estatal.
Entre ellas están las industrias textiles, de zapatos, de aceros y muchas otras. La cerámica plana es la víctima más reciente, aunque por enésima ocasión.
Una resolución del Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca resolvió, en noviembre del año pasado, iniciar un procedimiento de investigación por salvaguardias para la cerámica plana.
Quieren determinar si las importaciones de cerámica están “afectando a la industria nacional” para posteriormente imponer sobretasas a los aranceles. La resurrección de las salvaguardias.
Pero lo cómico son los argumentos. Según el Ministerio, el crecimiento de 126% entre 2016 y 2018 de las importaciones de cerámica ha provocado que la producción nacional pierda mercado.
Es tan inaudito el análisis que cuestiona dicho comportamiento sin considerar que, entre 2015 y 2017, la importación de tal producto fue severamente golpeada por las salvaguardias correistas. Es lógico que, tras la eliminación de la sobretasa injustificada, algunos negocios vuelvan a la normalidad y experimenten crecimiento acelerado.
Pero más allá de aquello, hay que recalcar que las cerámicas ya cuentan con diversas trabas que dificultan su importación en la actualidad. Para empezar, el arancel mixto, que oculta una excesiva carga tributaria.
Las cerámicas pagan 5% del valor de importación más una tasa de USD 0,14 por kilogramo. En la práctica, equivale a un arancel efectivo que llega hasta el 48% cuando el compromiso referencial con la Organización Mundial de Comercio (OMC) es 25%.
Pero no solo eso. Este producto, indispensable para los acabados de las construcciones, también es afectado por los famosos Reglamentos Técnicos del INEN (033) que, lejos de controlar la calidad, buscan trabar el acceso de cerámicas al país.
Este cuento no es reciente. En 2003 varias empresas ecuatorianas productoras de cerámica plana pidieron una investigación del mercado por motivos similares. Ecuador impuso una salvaguardia del 15% adicional al arancel como medida provisional. Es decir, este sector ha estado funcionado con protección estatal durante al menos 17 años.
Dos son los posibles escenarios: o no han podido ganar suficiente competitividad para colocar sus productos en el mercado nacional o se valen del Estado para vender sus productos mucho más caros a los propios ecuatorianos. Cualquiera de los dos inaceptable. Los consumidores pagamos los platos rotos siempre.
Un pedido como este es simplemente inadmisible. El proteccionismo no es la vía para lograr el desarrollo. Las industrias se mantienen y se vuelven ineficientes, y los consumidores acceden a productos mucho más caros. La vía es la opuesta. Que desaparezcan los ineficientes y que aumente el poder adquisitivo.
Las autoridades se aprestan a traer de vuelta las salvaguardias para un producto en particular. Una medida con sello correísta. Un paso peligroso que abre el camino para que otros sectores, históricamente protegidos por el Estado, busquen la misma acción para asegurar sus negocios. Peligroso intento de resurrección.