Análisis Económico
La bicicleta de Carapaz
Director general de Perspectiva, consultora de asuntos económicos y empresariales. Docente de posgrado en macroeconomía y políticas públicas. Realiza análisis coyunturales del Ecuador para The Economist Intelligence Unit (EIU).
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¡Gracias, Richie! La locomotora de Carchi es el primer ecuatoriano, y uno de los 2 sudamericanos, en ganar el Giro d’Italia en sus 102 ediciones de toda la historia.
Una hazaña de calibre mundial. Pero el título no fue todo, la victoria de Richard Carapaz trascendió de lo deportivo a lo político económico.
El mismo día de su victoria, el presidente Lenin Moreno anunció la eliminación de los aranceles a las bicicletas de competencia. Noticia positiva para el deporte, sin duda. Revisemos algunos puntos.
Primero, lo tributario. El arancel para todo tipo de bicicletas es del 30%. Uno de los más altos del país. Además, la importación de bicicletas no se escapa de la tramitología ineficiente, vigente desde el correísmo y mantenida por la actual administración.
El Reglamento Técnico (RTE) N° 46 está vigente desde febrero de 2015 para todo tipo de bicicletas. Eso no es todo. Hace poco más de un mes se notificó la segunda revisión de este RTE.
Esta nueva versión, pendiente de publicación, endurecería los requisitos para ingresar al país bicicletas de paseo, de montaña, de carrera, de niños, BMX y eléctricas. ¡Gracias, campeón! La visión de Gobierno de hace un mes dio un giro de 180 grados por tu victoria histórica.
Ahora, lo de fondo. ¿En serio las bicicletas de carrera tienen arancel? En general, los aranceles sirven o para “proteger” industrias locales, o para recaudar tributos para el Estado. Se podría decir que la primera es debatible, pero definitivamente los fines recaudatorios no son aceptables.
Este último parecería ser el caso del arancel a las bicicletas, en especial a las de carrera. Ecuador no se caracteriza por diseñar, crear o producir bicicletas especializadas para competencia. Tan evidente como que Richard Carapaz no utiliza ningún accesorio ecuatoriano para sus competencias.
Este caso evidencia la lógica detrás del sistema arancelario y para-arancelario del país. Me refiero a los impuestos y la tramitología para las importaciones que, básicamente, son restrictivos y recaudatorios.
Ecuador, contrario a lo que trata de posicionar el oficialismo, tiene una tasa arancelaria promedio del 9.4%, según el Banco Mundial. Más del doble que la colombiana, seis veces la peruana y nueve veces la chilena.
Los reglamentos técnicos del INEN, por su parte, no son más que tramitología INENficiente, que buscan restringir las importaciones.
Consiste en papelería y costosas pruebas de laboratorio que deben ser presentadas en cada importación, así el contenedor llegue un día después del otro. Todo esto hace al país carísimo para consumir y producir.
Es positivo cambiar esta visión, pero no por ficción sino por convicción. Así como las bicicletas de carrera, existen cientos de productos cuyos aranceles y tramitología son incoherentes. Entre ellos, materias primas y bienes necesarios para la industria.
Ecuador debe revisar sus aranceles para ser competitivo. Bajarlos es la única alternativa. Gracias por tus lecciones, Richard. De vida, de constancia, de superación y también de economía.