El Implacable VAR
Kaviedes: auge y caída de un mito del fútbol ecuatoriano
Periodista, comunicador, escritor y docente. Comenta y escribe de fútbol desde hace 25 años.
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Jaime Iván Kaviedes ya se estaba demorando bastante en aparecer en las noticias... de las secciones policiales, por supuesto. Su vergonzoso escándalo con la Policía en Tena superó con creces al que ya tuvo con la autoridad en Quito, en 2012, cuando lo arrestaron por lo mismo que ahora lo tiene en la mira: armar relajo. Y la condena fue la misma, cinco días en el tarro. Sí, hay cosas que no cambian.
Queda para los especialistas en derechos humanos analizar si, en esta ocasión, la Policía exageró en la violencia para someter a un ebrio Kaviedes, quien de todos modos buscaba pleito y lo encontró. Eso habrá que investigarlo.
El arresto de Kaviedes demostró, en todo caso, que sigue vigente su mito de jugador-héroe, poseedor de un talento diferente, especial y único. Fue conmovedor el desfile de gente que en las redes sociales pedía, no solo un mejor trato para una gloria del fútbol ecuatoriano, sino también pensiones por parte del Ministerio del Deporte y ayuda especializada para adictos.
Fue, en última instancia, una expresión del dolor colectivo que provoca un ídolo destruido. Si Brasil tuvo a su Garrincha y Argentina a su Maradona, Ecuador tiene a su Kaviedes, repleto de talento, pero con el rumbo extraviado, sin más destino que el fracaso. En el caso del santodomingueño, las caídas fueron más numerosas que los éxitos deportivos.
Porque, si lo miramos bien, la carrera de jugador de Kaviedes consistió en una colección de chispazos, casi todos intrascendentes, intercalados por polémicas, desplantes, derrotas y fracasos. Por cada lágrima de alegría que brotaba del hincha, brotaban mares de lágrimas a dirigentes, entrenadores y compañeros. Fue el jugador de los mil equipos y de los cero títulos.
Recibir el cariño de la gente que aún lo recuerda por el gol para ir al Mundial del 2002, por el tanto de chilena ante el FC Barcelona y por el título de goleador del planeta en 1998 debe ser reconfortante, en medio de todo este lío legal. Esa devoción debe darle fuerzas para intentar proponerse no salir nunca más en la crónica roja.
Aunque también debe llamar a la reflexión un detalle de su arresto en Tena: ¡los policías no lo reconocieron! Es más, cuando se les dijo que se trataba de Kaviedes, nada menos que el autor del gol del primer Mundial de la Tricolor, no lo creyeron. Ellos pensaban, mientras le ponían la bota en el cuello, que es imposible que un crack legendario tenga una imagen tan descuidada y violenta.
En fin, tarde o temprano los mitos se caen. El de Kaviedes está -casi- caído.