Leyenda Urbana
‘Bajarse’ a la canciller Sommerfeld, una operación política-electoral urgente
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Tres pecados políticos habrían convertido a Gabriela Sommerfeld, canciller ecuatoriana, en blanco perfecto de la oposición parlamentaria, ansiosa por demostrar a Carondelet que la nueva mayoría tiene el control, y que el bloque oficialista de ADN ya no forma parte, al haber terminado el pacto que duró algo más de cinco meses.
La detención del exvicepresidente Jorge Glas, en la Embajada de México, para llevarlo a La Roca, el 5 de abril pasado, fue para el correísmo un parteaguas que le llevó a romper con Noboa, y a poner a Sommerfeld en el punto de mira.
La defensa de la postura ecuatoriana que ha llevado adelante la canciller le ha supuesto el reconocimiento de Carondelet y, al mismo tiempo, y, quizá en la misma medida, el resentimiento del correísmo, que no la perdonan.
Para la Asamblea Nacional, Sommerfeld es la funcionaria ideal para pasar la factura al Ejecutivo, en instantes que partidos y movimientos definen los nombres de sus candidatos para las elecciones de febrero de 2025.
Por eso, bloquear cualquier posibilidad que ella pudiera tener en ese sentido, les resulta impostergable.
En los mentideros de la política se habla de que Gabriela Sommerfeld se habría vuelto la integrante del Gabinete más cercana a Noboa, no solo porque lo ha acompañado a los numerosos viajes al exterior (excepto dos a Miami, a dónde el presidente fue por asuntos personales y algún otro más), sino porque en las reuniones y recorridos en el país han mostrado gran empatía.
Por estos motivos, quienes se adentran en los entresijos del poder aseguran que la canciller podría ser la funcionaria a quien Noboa “encargue” el despacho presidencial, mientras hace campaña.
Esto, en principio, no tiene sentido porque, a la fecha, nada hace suponer que habría tal encargo, porque acatando lo que señala la Constitución la subrogación temporal le corresponde a la vicepresidenta de la República. Pero en los últimos días se ha especulado sobre una eventual renuncia de Verónica Abad.
Pero en la Asamblea Nacional parecen dar por hecho que el encargo llegaría y, por eso, deben sacar del camino a la canciller Sommerfeld, aunque habría otras razones.
Hay quienes afirman que la funcionaria encabeza la lista de mujeres para integrar la papeleta presidencial junto a Daniel Noboa, haciendo binomio para las elecciones de febrero.
Entonces, cobra sentido el afán de inhabilitarla para ejercer un cargo público, lo que ocurriría si el juicio político al que ha sido llamada termina con la censura y destitución, hecho que pudiera ser considerado a más de un ajuste de cuentas, un acto de estrategia electoral, ya que desarmaría una dupla que podría promocionar experiencia y trabajo conjunto.
Pero, la política está plagada de enigmas que no siempre son posibles de resolver.
Es difícil entender los cálculos del Gobierno para asegurar que no habrá los votos y que Sommerfeld saldrá bien librada. Y tampoco para que asegure que el bloque de Construye se pondrá del lado de la canciller.
Como quiera que fuere, el llamado a juicio político coincide también con una nueva campaña internacional en defensa de Glas, presionando para que Ecuador le otorgue el salvoconducto para que vaya a México que le concedió asilo político.
No deja de sorprender que el expresidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero; el expresidente de Colombia, Ernesto Samper, y otros, en una suerte de contorsionismo ético, hablen de persecución política, pero nada digan de las sentencias por cohecho y corrupción que tiene Glas, evidenciando que la ideología nubla la razón.
De Correa, que también firma la petición y que con del juicio político dará argumentos a México para la demanda contra Ecuador en la Corte Internacional de Justicia, no sorprende ya nada porque nadie ha olvidado que, en abril, clamaba por sanciones, el bloqueo del puerto de Guayaquil y porque se aísle al país que lo eligió presidente y al que gobernó durante 10 años. ¡Un apátrida en toda regla!
En la línea del tiempo, el llamado a juicio se aceleró cuando las agrupaciones en el país comenzaron a mencionar los nombres de los probables candidatos a la Presidencia y, el Partido Social Cristiano se quedó a la deriva luego de que Jan Topic desistiera de correr, aduciendo motivos personales, que no convencieron a nadie.
De allí que, la decisión de archivar los juicios políticos a tres funcionarios del Gobierno de Guillermo Lasso: Pablo Arosemena, de Finanzas; Sebastián Corral, exsecretario de la Administración, y Andrea Montalvo, exsecretaria de la Senescyt, solo confirma que se trata de una movida estratégica.
Una estrategia y un fuerte instinto de supervivencia política frente a las encuestas que le son favorables al gobernante, por lo que a la oposición no le queda más remedio que hacer ruido y cerrar caminos.
Para concretar el juicio a la canciller Sommerfeld tenían la petición que la asambleísta correísta Jhajaira Urresta presentó el pasado 25 de abril, con el respaldo de 43 firmas, por presunta negligencia y falta de acción en el tratamiento de los asuntos migratorios y por lo ocurrido respecto de la relación diplomática con México, luego de la captura de Glas. Y las discrepancias con Rusia.
El presidente Noboa se muestra asombrado que enjuicien “a la mujer que ha tenido que tomar decisiones políticas que nadie se habría atrevido”, según posteó en X (antes Twitter), añadiendo: “No se confundan, nosotros no pactamos con la impunidad”.
Carondelet debería tomar este episodio como un aprendizaje para, llegado el caso, no reincidir en tamaña ingenuidad -que en política se paga caro- de entregar al correísmo la presidencia de la Comisión de Fiscalización para que la use en su contra.
Por eso, dígase lo que se diga, bajarse a la canciller Sommerfeld, este momento, debe ser entendido como una operación política electoral urgente de la oposición.