Una Habitación Propia
#NotAllMen y #NotAllWoman
María Fernanda Ampuero, es una escritora y cronista guayaquileña, ha publicado los libros ‘Lo que aprendí en la peluquería’, ‘Permiso de residencia’ y ‘Pelea de gallos’.
Actualizada:
Cuando estalló lo del #MeToo, el 'hashtag' con el que millones de mujeres denunciaron abusos, violaciones, coacciones y acoso de parte de hombres -poderosos, famosos o no-, muchos usuarios de redes sociales contraatacaron con otro 'hashtag': #NotAllMen, no todos los hombres.
Que no todos los hombres violan, abusan y acosan a mujeres es más que obvio, no era necesario crear una conversación respecto a eso, pero se hizo: los hombres se sintieron estigmatizados por la avalancha de señalamientos en lugar de sumarse al #MeToo y contar lo que saben que han hecho sus amigos o conocidos.
El llamado 'pacto de caballeros' que hace que muchísimos chicos callen ante lo que hacen los otros chicos con las mujeres cuando están borrachas, cuando están sobrias, cuando son sus novias, cuando las conocen en los bares, cuando están casados con ellas, cuando comparten transporte público, cuando pasan por la calle frente a ellos.
Si una de cada cuatro de nosotras ha vivido algún episodio de acoso o abuso de parte de algún hombre, estadísticamente todos los hombres conocen a un acosador o a un abusador.
Pero no, ante el #MeToo, ellos se victimizaron. Pobres de nosotros, dijeron, creen que todos somos monstruos.
El juicio de Johnny Depp y Amber Heard nos ha tenido a todos pegados a las pantallas durante las últimas seis semanas. Que sí, que no, que miente, que dice la verdad, que le pegó, que le respondió, que los ojos morados, que las amenazas de muerte.
Hemos escuchado de todo y, cuando digo de todo, digo de todo.
Escatología, drogas, violación.
Yo, por supuesto, he seguido el juicio con una curiosidad que va más allá de la chismografía hollywoodense. Es importante ver más allá del airear la porquería de los famosos: lo de Depp y Heard es algo sociológico.
Durante esta semana he visto la inmensa cantidad de apoyo a Johnny Depp y la inquina enfermiza con la que las redes han tratado a Amber Heard.
Por si alguien ya está pensando que, claro, esta 'feminazi' de la Ampuero va a defender a la Amber, quiero aclarar que no sé quién mintió ni quién no mintió, aunque sí sé que ambos han sido juzgados por difamación. No por mí, por la justicia de Estados Unidos.
Hubo violencia de parte y parte en ese matrimonio, eso está probado, pero lo que he visto en este mes y medio ha sido una turba con antorchas con ganas de quemar a Amber Heard como se quemaba a las brujas.
Claro que Johnny Depp cae bien. ¡Es el Capitán Sparrow, por el amor de dios! Yo, fanática de 'Piratas del Caribe', he disfrutado de ese personaje que siempre está en aprietos y siempre se sale con la suya.
Amber Heard cae peor, así, en general. Su cara no gusta, parece exagerada, habla raro, llora y a muchos les parece eso que nos dicen a tantas: una histérica.
Tengo la impresión de que, hubiera pasado lo que hubiera pasado entre ellos, ella tenía la batalla perdida desde el primer minuto.
Depp estuvo estupendo en el juicio, como lo está en sus películas. No solo él, sus amigos, sus testigos, también lo estuvieron.
Un amigo ejemplar, un profesional gigantesco, un jefe humillado por una mujer que no era nadie.
Cayeron flores a los pies de Depp cada día en el juzgado.
A ella no le fue tan bien o, al menos, eso fue lo que eligieron contarnos. Esto ya lo saben, la verdad es lo que los medios y las redes nos intentan hacer creer.
Él, inocente. Ella culpable.
Él se equivocó. Ella se ensañó.
Él fue una víctima. Ella una verduga.
Los hombres celebran el resultado del juicio como un triunfo de género: las mujeres mienten, las mujeres difaman, las mujeres son malas, las mujeres quieren destruirnos.
Ahí está el problema.
Yo no sé si Amber Heard mintió, no voy a entrar en eso, lo que sí sé es que, si ese fuera el caso, no se la puede usar para desacreditar a los millones de mujeres que deciden dar un paso al frente y denunciar a sus acosadores, violadores y agresores.
#NotAllWoman
Amber Heard se ha convertido a una velocidad vertiginosa en la bandera que enarbolan muchísimos hombres para decir ‘¿ven? Son todas unas mentirosas, nos quieren arruinar la vida’.
No, señores, no. Que una mujer haga un señalamiento falso -que no digo que este sea el caso- no disminuye un ápice la gravedad del machismo de nuestras sociedades y que miles y miles de nosotras hemos sido víctimas de alguna agresión por parte de un hombre.
Heard escribió un tuit en el que decía que sentía pena por las mujeres. Sabía que su caso se va a usar para que un montón de hombres culpables se suban al tren del ‘está mintiendo’, ‘es como la Amber’.
Yo también siento pena por las mujeres porque la estrategia del machismo es usar un caso para justificarse y victimizarse.
Mientras tanto, nos siguen violando, golpeando y matando.