El Chef de la Política
Juan José, Mary y el juez Osejo
Politólogo, investigador de FLACSO Ecuador, analista político y Director de la Asociación Ecuatoriana de Ciencia Política (Aecip).
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Juan José Morillo y Maribel Barreno han dado esta semana una cátedra de lo que no se debe hacer en un régimen democrático.
Han dado una cátedra de lo que es violar la independencia judicial y han dado una cátedra de cómo no solo entre jueces de distintos niveles se puede presionar por fallos sino también desde el Consejo de la Judicatura.
Morillo y Barreno, ambos vocales del órgano de gobierno, administración y control disciplinario del Poder Judicial, han puesto en blanco y negro que acá la autonomía de los jueces para resolver los casos es una declaración formal y que, en lo de fondo, las influencias desde la política están presentes, como antes, como siempre.
Ante las tensiones existentes en la Asamblea Nacional por el reciente cambio de su titular, Juan José no encuentra mejor papel que el de mediador. Asume que desde sus altas funciones puede ayudar a destrabar el conflicto e intenta hacerlo asido del poder que tiene.
Llamar y presionar a uno de los jueces que va a conocer una acción judicial que podría devolver a su cargo a la expresidenta de la Asamblea, Guadalupe Llori, esa es la forma que encuentra a la mano Juan José para cooperar con la convivencia democrática. Un patriota.
Tan patriota que en el audio que ahora es público no solo expresa su deseo de que el Estado de Derecho se afiance, sino que además se las juega como buen componedor entre el Ejecutivo y el Judicial. Un auténtico y encomiable encargo el recibido por Juan José.
De su lado, Mary actúa como testigo de honor. Ella es el tercero que da fe que el hecho se consumó. Actúa como la madrina de las ceremonias cristianas, quien se compromete a tutelar al infante en caso de ausencia del guía natural. Es la que observa y otorga un tinte ceremonial al hecho, como el tercero que refrenda la toma de alternativa del nuevo torero.
Ella escucha, ríe, emite alguna interjección. Avala, solamente avala la decidida acción de su compañero de trabajo. Mary es de confianza de Juan José, así se escucha en el audio.
Mary irá hasta las últimas consecuencias con Juan José y seguramente ahora uno y otro deben estar pensando en que harán desde los próximos días porque esa 'pega', como dicen los chilenos, en el Consejo de la Judicatura, se les acabó.
No solo se les acabó, sino que con ellos se irá por el tacho de la basura la poquísima legitimidad que tenían todos los concursos que allí se estaban dando hasta el día de hoy.
¿Qué decir del juez Osejo? Primero, se puede indicar que no es un juez más. Es el presidente de la corte provincial de Pichincha. Es el titular de uno de los espacios de administración de justicia, junto con Guayas, más importantes del país. Ese membrete, sin embargo, no es más que eso.
En la conversación que sostiene con Juan José y Mary solo balbucea y se jacta de no ver ni escuchar noticias. Apenas atina a decir que él no es el juez ponente, que ya va a ver cómo hace la gestión, que está más bien tratando de cambiarse de sala.
Habla bajito, acaso anticipando que se va a hacer público el audio, respira, parece sudar frío y sobre todo ha dejado en la opinión pública la clara idea de que en ese momento opera como un mandatario de los vocales del Consejo de la Judicatura.
Se lo escucha lleno de temor, lleno de sumisión. Cuando se esperaría que un juez de su jerarquía se imponga de manera frontal a la disposición recibida de la pareja de la justicia, Osejo es incapaz de decir una palabra.
Es incapaz de pedir respeto por él mismo y por los jueces y juezas a los que representa. Nada. Mutis por el foro. Al final, como Juan José dice, son de confianza.
Desde Carondelet, obviamente, dicen no conocer a Juan José. El adalid de la justicia, de su parte, claro y fuerte, dice en el audio de marras que le ha llamado el mismísimo número uno a pedir apoyo. Apoyefff, como decimos acá en la otrora luz de América.
Pero ahora resulta que Juan José y su fiel lugarteniente, Mary, por sí y ante sí ha sido el que se ha puesto al hombro la ardua tarea de recomponer al país. Un demócrata convencido. Actúa en un tema político y se las juega del todo a nombre de un gobierno que ni siquiera lo ha contactado. Difícil de creer.
Bueno, si no es el gobierno entonces alguien desde la política, interesado en que Llori regrese a la presidencia de la Asamblea Nacional, habrá contactado a Juan José. Eso nunca lo sabremos. Ahora, tampoco importa mucho. El hecho cierto es que entre Juan José y Mary se han encargado de pisotear aún más a la justicia y la independencia judicial del país.
Nuevo ataque a la autonomía judicial, esta vez protagonizado por dos vocales del Consejo de la Judicatura que, por un mínimo sentido de decencia, deberían presentar sus renuncias a la brevedad.
Deben irse tranquilos pues, en el país, estos hechos se olvidan pronto y jamás habrá acciones legales que lleguen a buen puerto. Ahora Mary se arrepentirá de no haberse quedado en la Fiscalía, pero bueno, valió la pena en la búsqueda de darle el sentido correcto a la Patria.
Osejo, el timorato juez, el presidente de la corte provincial de Pichincha también, por una cuestión de elemental respeto a sus colegas jueces, debería renunciar. Seguramente no lo hará. Seguramente se escudará en el paso del tiempo. El servilismo con el que se lo percibe en el audio que ahora recorre el país no puede sino ser calificado de patético.
Finalmente, desde el gobierno, que dice no haber tenido nada que ver, sería bueno que ponga sus esfuerzos en indagar de dónde salió el influjo síquico, desorden mental ecuatoriano que cada vez toma más cuerpo, que llevó a Juan José y a Mary a presionar por una decisión judicial.