Contrapunto
Joseph Joachim, el violinista más importante del romanticismo
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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No es exagerado cuando se dice que el joven violinista austrohúngaro Joseph Joachim (1831-1907) fue elevado al Olimpo de los grandes músicos del siglo XIX en Europa, pese a que no compuso muchas obras, pero fue el intérprete preferido de los grandes maestros.
La mayor aspiración de los músicos más famosos de la época era que sus obras sean dirigidas o interpretadas por el violinista, que también fue uno de los mejores directores y virtuoso del violín.
Las biografías relacionadas con la música del siglo XIX afirman que ningún violinista había interpretado tan fielmente el famoso y único concierto para violín en re mayor, opus 61, de Ludwig van Beethoven (1770-1827).
Johannes Brahms (1833-1897) tuvo la suerte, según se dice, que en su peregrinaje, antes de ser reconocido como uno de los más importantes compositores europeos, conoció a Joachim y las puertas de la fama se le abrieron.
El músico alemán Johannes Brahms, con cartas de recomendación de Joachim se presentó ante Franz Liszt en la corte de Weimar y posteriormente, con misivas similares, acude a la casa de Robert Schumann (1810-1856) en Düsseldorf.
Fue grande la amistad entre Joachim y Brahms, pero un incidente la interrumpiría por muchos años. Joachim se divorció de su esposa por una supuesta infidelidad, pero Brahms salió en defensa de la mujer.
Años después de ese episodio, Brahms quiso congraciarse con el amigo al dedicarle el 'Doble Concierto para violín y violonchelo' en la menor, opus 102, considerada entre las mejores composiciones del músico alemán.
Otra de las obras importantes de Joachim fue la virtuosa transcripción para piano y de violín de las famosas 'Danzas húngaras' de Brahms.
En Leipzig, Joachim se convirtió en protegido de Félix Mendelssohn (1809-1847). Bajo su dirección, cuando apenas había cumplido 12 años, fue solista en la interpretación del concierto de Beethoven en Londres, donde se convirtió en ídolo de los ingleses.
Según las biografías, en 1848 Liszt se instaló en Weimar dispuesto a convertir a la ciudad en la Atenas de Alemania, a ese proyecto se adhirió Joachim nada menos que como concertino del compositor húngaro.
Como comentamos en un artículo anterior, en la época los músicos tomaban posiciones en torno a las corrientes trazadas por los compositores -como por ejemplo la Nueva Escuela Alemana de Liszt, Berlioz y Wagner-, Joachim optó por unirse a la otra escuela que integraban Robert Schumann, Clara Schumann y Johannes Brahms.
Algunas investigaciones destacan que el violinista nunca interpretó el 'Concierto para violín en re menor' que Robert Schumann había escrito para él, tampoco el 'Concierto para violín en la menor', opus 53, de Antonín Dvořák.
Hay una carta famosa que envió Joachim a Liszt: "No simpatizo en absoluto con vuestra música, contradice todo aquello que desde mi juventud constituyó mi alimento intelectual procedente del espíritu de nuestros grandes maestros".
Sin embargo, al compositor húngaro dedicó en 1851 el 'Concierto para violín' en un solo movimiento en sol menor, opus 3. Con Clara Schumann y con Brahms el violinista tocaba en privado y en funciones públicas.
A Joachim se atribuye la recuperación de las sonatas y partitas para violín solo de Johann Sebastian Bach (1685-1750) y también fue el primero en interpretar el segundo concierto para violín de Mendelssohn.
Entre los compositores de la época que escribían obras para violín pensando que las debía estrenar o tocar Joachim figuran Schumann, Brahms, Max Bruch y Antonín Dvořák. La obra más conocida compuesta por Joseph Joachim es su 'Concierto húngaro' número 2, en re menor, opus 11.
En 1903 en Berlín grabó un disco de dos caras para la empresa musical Gramophone, que se conserva como una valiosa fuente para apreciar el estilo de interpretación violinística de Joachim.
En la web 'Deviolines', Jesús Fernández menciona a violinistas históricos de la talla de Vivaldi, Paganini, Sarasate, Menuhin, Kreutzer; y destaca que Joachim, en colaboración con músicos de su época, perfeccionó y profundizó la música para ese instrumento de cuerdas.
Su música, afirma Fernández, lo llevó a ser uno de los intérpretes más queridos y respetados de Europa "con aura de autoridad y prestigio que impregnó toda la cultura de su tiempo". En Inglaterra llegó a ser conocido como "the violin king", resume el investigador.