Iluminaciones
Izquierdas y derechas, esas dos palabrejas engañosas
Economista y periodista. Trader de commodities, índices y monedas.
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La política es demasiado importante para dejarla en manos de los políticos solamente. La nueva campaña presidencial que está empezando ahora es una gran oportunidad para refrescar el debate político, fomentando mejores conversaciones que permitan alcanzar consensos de largo alcance.
La primera forma de refrescar ese debate es enriqueciendo el lenguaje político; concretamente, liberándolo de los límites a los que deliberadamente lo han confinado los políticos de visión tradicional.
Ellos han querido reducir el ejercicio de la política a la simple adopción de una posición ideológica: o eres de derechas o eres de izquierdas. Muchos líderes políticos –antiguos y nuevos– han querido impulsar esta visión reduccionista porque seguramente sirve a sus intereses electorales. ¿De qué forma?
Encasillar a la política como una actividad puramente ideológica –es decir, como algo que solo puede ser de “derechas”, de “izquierdas” o de “centro”– impide que los ciudadanos juzguemos una política pública por sus méritos o por sus fallas y nos conmina a aceptarla o rechazarla anticipadamente, por una supuesta afinidad ideológica.
Dar por bueno un plan de gobierno por el simple expediente de ser “derechista”, “centrista” o “izquierdista” es echar por la borda cualquier posibilidad de reflexión que permita mejorar ese plan. Es, también, prestarnos a la confusión porque ¿qué mismo es ser de derechas o de izquierdas?
Políticas de asistencia social –consideradas de izquierda– son aceptadas sin reticencia por gobiernos supuestamente derechistas. Políticas de apertura comercial –consideradas de derecha– son aplicadas por regímenes autodenominados de izquierda.
Está claro, por tanto, que esa taxonomía política ha dejado de ser útil para entender y ejercer la política.
Para que el votante y, más importante todavía, el ciudadano puedan prefigurar qué tipo de políticas públicas pondrá en marcha un determinado candidato, es poco práctico remitirse al tradicional análisis ideológico. Porque aunque un candidato se proclame de izquierdas podría tomar medidas consideradas de derechas y viceversa.
Para discernir mejor la verdadera agenda de los candidatos será más útil evaluar en qué medida sus propuestas promueven principios como la legalidad y la libertad o por la manera como promueven valores como la transparencia o la prudencia fiscal.
El debate ideológico –el que se centra en izquierdas o derechas únicamente– se ha convertido en una suerte de ruido ambiental que impide escuchar el mensaje de fondo que el candidato de turno transmite.
Eliminar ese ruido es indispensable para mejorar la calidad de la política ecuatoriana.
@GFMABest