Leyenda Urbana
Iza quiere 'bajarse a Lasso', envalentonado por la amnistía
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Aunque el mundo se asombre, con la pandemia aún no concluida y el narcotráfico al acecho, en Ecuador se habla de una conspiración en marcha, para acabar con la democracia.
Los complotados habrían puesto como cabeza visible a Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), quien en su libro 'Estallido' abjura de la institucionalidad, convencido de que la única vía para hacerse con el poder es la anarquía.
Algunas personas salen a las calles creyendo que lograrán mejorar su condición de vida, sin imaginar que son objeto de una rastrera manipulación de quienes se mueven con agenda política propia.
Suena demencial, pero, en mayo de 2021, apenas Guillermo Lasso juramentó como Presidente, Iza anunció movilizaciones para el 11 de junio, aunque sin recibir apoyo.
Hoy, recién llegado de Europa, asegura haber comprobado que el galón de gasolina es más barato que en Ecuador; y solo cuando el ministro de Energía aclaró que en el Viejo continente ese es el precio del litro y acá del galón, ofreció disculpas.
Pero Jalisco nunca pierde y Twitter aguanta todo; esta vez, Iza comparó el precio de la gasolina en Ecuador con el del galón en Estados Unidos. ¡Bingo!
Por eso, el rechazo al aumento de los precios de los combustibles, al alza del costo de la vida, y otras reivindicaciones legítimas suenan a pretexto, porque Iza también se opone a cualquier acuerdo comercial y al ingreso de Ecuador a la Alianza del Pacífico. Lo que busca es desestabilizar al país, políticamente.
¿Quiénes más están detrás del paro? ¿Cuántos más tras la conspiración?
Leonidas Iza ha acumulado odio y frustración desde la derrota de Andrés Arauz, al que apoyaron con su 'pana' Vargas, traicionando a Yaku Pérez, que aspiraba a la Presidencia en representación de las organizaciones indígenas, frente a lo cual, la dirigencia histórica ha guardado extraño silencio.
Las movilizaciones de ahora traen de vuelta a la memoria colectiva las funestas imágenes del destrozo de Quito y otras ciudades; el uso de armas de fuego y las tácticas de guerrilla urbana usadas en octubre de 2019, cuando quisieron tumbar a Lenín Moreno, sin conseguirlo.
Ni siquiera los muertos que dejaron esas jornadas sangrientas, durante 12 días, han logrado calmar la voracidad por el poder de los instigadores.
Hoy, han vuelto a sus andanzas, pero ya no podrán escudarse diciendo que fueron infiltrados por grupos desestabilizadores, porque el propio Iza, suelto de huesos y con total impunidad, habla de que se necesita "una medida de hecho contundente, para bajarse al Presidente de la República". Y Marlon Vargas dice que "hay que dejar sin gota de petróleo a Lasso, para ver de qué vive".
¿Saben de estas intenciones los indígenas que han salido a movilizarse, buscando mejorar sus condiciones de vida? ¿Qué pasaría si en Cuba, Venezuela o Nicaragua los opositores hicieran tales declaraciones?
En tan volátil escenario, errático y contradictorio, el Gobierno deja ver sus costuras: el ministro del Interior afirma que la lucha social disfraza las movilizaciones; el ministro de Gobierno, apela al diálogo. ¡Pónganse de acuerdo, por favor!
En cambio, Iza y los suyos están sincronizados con aquellos que pretenden la revocatoria del mandato y con el correísmo, empeñado, desde el inicio de la gestión de Lasso, en sacarlo de Carondelet, pero hoy con prisa, aterrados porque las revelaciones de las últimas semanas confirman sus nexos con las mafias. ¡De miedo!
En las jornadas del 13 de junio, instigadores y manifestantes actúan prevalidos de la impunidad que les fuera otorgada por una Asamblea Nacional trasnochada y vaga, pero voraz para las prebendas y los conciliábulos.
El falaz argumento de la reconciliación nacional, que esbozaron para amnistiar a 268 acusados, la madrugada del 10 de marzo pasado, les muestra de cuerpo entero: engañaron al país y colocaron a Iza donde está ahora: desafiante y con pose de perdonavidas.
¿Qué pasó con la estabilidad política que arguyeron en la Asamblea para amnistiarlos, a pesar de los procesos legales que tenían en su contra?
Cínicos y mentirosos, traicionaron al país y se burlaron de Quito, agredida y ultrajada, en octubre de 2019, al impedir que los culpables paguen por su osadía ante la justicia.
Con Guadalupe Llori como presidenta de la Asamblea, sumaron 99 votos de casi todos los sectores, siendo decisivos los del Bloque oficialista del BAN, carente de oficio político y sobrestimado.
¿Qué dicen, hoy, que sus exculpados amenazan a su Presidente?
La desmemoria colectiva es uno de los tormentos del país; por eso, no les gusta que les recuerden los hechos, pero están allí, restregándoles en la cara su carencia de altura de miras.
El pacto de la impunidad exculpó a vándalos e instigadores, a saboteadores de pozos petroleros, a traficantes de tierras, a secuestradores y a los pirómanos que, en 2019, prendieron fuego a la Contraloría, a Teleamazonas y a 167 patrulleros.
En lugar de escarmiento, les dieron alas. Otro acto vergonzoso de una Asamblea repudiada.
Por eso, Iza y sus aliados son capaces de hacer de la intransigencia ideológica una coartada para sus propios fines y soliviantar al pueblo y a las organizaciones que, con todo derecho, pueden manifestarse, pero sin usar la violencia y el miedo como armas de poder, mientras intentan dinamitar la democracia.
Aquellos que envalentonaron con la amnistía al presidente de la Conaie y a los demás violentos, que proclaman que hay que "bajarse a Lasso", son responsables del caos que vivimos. No se quejen.