Economía y Desarrollo
Inversión Extranjera Directa: ¿tenemos la que queremos?
Doctor en Economía, máster en Economía del Desarrollo y en Política Pública. Director general académico de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
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La inversión permite la acumulación de activos productivos, es la formación bruta de capital fijo (FBKF), y determina los ciclos económicos ya que establece la capacidad de producción de una economía.
En el gráfico 1 mostramos la correlación que existe entre la tasa de variación anual (TVA) del Producto Interno Bruto (PIB) y la TVA de la FBKF entre 2009 y 2018 para Ecuador.
Tasa de variación anual del PIB y FBKF
La inversión es indispensable para el fomento productivo y, a la larga, para la generación de empleo.
Según datos del Banco Central (BCE), entre 2009 y 2013 la inversión FBKF del sector público no financiero, en valores corrientes, creció de USD 6.309 millones a USD 14.038 millones, para luego descender a USD 6.455 millones en 2018.
El Gobierno ha señalado que busca una transición hacia mayor inversión privada, para lo cual apostó a la Ley de Fomento Productivo y Atracción de Inversiones, aprobada en mayo de 2018, por una serie de exoneraciones de impuestos de entre ocho y hasta 20 años para nuevas inversiones.
Mientras la inversión FBKF del sector público no financiero como porcentaje del PIB cae desde 2014 y con mayor fuerza desde 2017, pasando del 14,8% del PIB en 2013 al 6,0% del PIB en 2018, la inversión total apenas se mantiene en el orden del 25% del PIB (Gráfico 2).
FBKF y FBKF del Sector Público no Financiero como porcentaje del PIB
Una meta del Gobierno nacional es atraer inversión extranjera directa, con el objetivo de reactivar la economía.
El Ministro de Comercio e Inversiones ha señalado una meta de USD 15.000 millones de IED durante el periodo de gobierno, de los que USD 3.000 millones se esperaban en 2018.
En promedio, entre 2009 y 2018, el monto de inversión extranjera directa IED fue de USD 729 millones anuales (USD 7,2 mil millones en diez años), siendo 2015 el año pico con USD 1.322 millones equivalentes a 1,33% del PIB.
Inversión Extranjera Directa (IED) como porcentaje del PIB
En 2018 la IED alcanzó los USD 1.401 millones (1,29% del PIB), concentrándose en un 53% en el sector de explotación de minas y canteras, seguido de comercio y servicios prestados a empresas, con 13% cada uno.
El 22% de la IED proviene de Bermudas e Islas Caimán (minas y canteras), ambas paraísos fiscales, el 14% de Canadá (minas y canteras), el 13% de Holanda (construcción, comercio y minas y canteras) y el 12% de España (minas y canteras, manufactura y agricultura).
Un 5% proviene de Venezuela (comercio) y otro 5% de China (minas y canteras).
La economía crece a través de inversiones. Entre 2009 y 2014 la economía ecuatoriana se sostuvo con base en el crecimiento de la inversión pública; desde 2015 con la caída del precio del petróleo se empezó a reducir esta inversión por falta de recursos.
Y desde 2017 se ha contraído aún más por decisión de política económica. Si la inversión privada nacional y extranjera no llega, la economía empieza a caer nuevamente en recesión.
El Banco Central actualizó la proyección de crecimiento a 0,2%, mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha señalado que la economía caerá 0,5%, con las evidentes consecuencias en el empleo, el ingreso y el bienestar de los hogares.
No tenemos la inversión que necesitamos y empezamos a sentir los efectos de reducir la inversión pública, sin asegurar inversión privada que la compense.
Además, la IED que recibimos se concentra en la extracción de recursos naturales (minas y canteras) que, en el mediano y largo plazo, saca del país más recursos de los que trae y deja efectos ambientales.
Ecuador necesita inversión pública y privada que se complementen y enfoquen en sectores prioritarios para el desarrollo del país, en cadenas industriales y productos de exportación, que tengan metas claras de flujo de divisas (para sostener la dolarización), que reduzcan importaciones (adquiriendo insumos y mano de obra locales), que transfieran tecnología y reinviertan sus dividendos en el país.
La inversión requiere de estabilidad institucional y jurídica, algo que ha faltado en los últimos años.
Y el país necesita que, antes de subsidiar a los inversionistas (en épocas de austeridad), se establezcan metas y compromisos claros para garantizar que los beneficios sociales sean mayores que los costos.