Leyenda Urbana
Una bala contra Trump cambia el curso de la campaña y de la historia
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
Actualizada:
Aún en estado de shock, los estadounidenses siguen preguntándose, sin encontrar respuestas, por qué un joven de 20 años estuvo a punto de asesinar al expresidente Donald Trump, el sábado 13 de julio, en medio de un acto político, a plena luz del día, en presencia de miles de simpatizantes que lo apoyan en su apuesta por retornar a la Casa Blanca.
La misma interrogante ha retumbado como un eco en todo el mundo, sin encontrar tampoco explicación alguna para un acto de la más extrema violencia en un país con una sólida democracia, y a estas alturas de los tiempos.
A los ecuatorianos, el intento de asesinato a Trump trajo a la memoria el magnicidio de Fernando Villavicencio, candidato a la Presidencia de la República, al salir de un acto de campaña, el 9 de agosto de 2023.
Y en ese doloroso recuerdo está también la certeza de que ese atroz hecho modificó, de manera radical, el resultado de los comicios y el devenir del país, en una dimensión que nadie podía haber siquiera sospechado.
Entonces, la imagen de Donald Trump con el puño en alto, el rostro ensangrentado y la bandera de Estados Unidos de fondo, tras recibir un disparo en Butler, Pensilvania, hace suponer que también podría determinar, de manera irreversible, las elecciones del 5 de noviembre próximo.
La bala fue contra Trump, pero ha hecho daño a Biden, escribió un lúcido analista, en un medio internacional, lo que lleva a concluir que, en el imaginario colectivo, el fallido atentado habría elevado a la condición de épica la campaña electoral protagonizada por alguien que sobrevivió a una bala asesina.
Demócratas y republicanos se echan mutuamente la culpa por la polarización, pero ante un atentado, que felizmente fue fallido, no es un espejismo imaginar que, poniendo por delante al país, bajarán el tono de las acusaciones.
La retórica de la violencia se ha tomado la escena política estadounidense, desde tiempo atrás, pero se acentuó con el asalto al Capitolio, en 2021, cuando Trump denunció un supuesto fraude electoral masivo.
Para superar la crispación urge cambiar, de forma urgente y con radicalidad, el contenido y las estrategias de la campaña, a fin de evitar las fricciones y superar los odios; aunque nadie podría pretender que dejen por fuera las diferencias conceptuales e ideológicas.
Hacia allá, justamente, ha buscado direccionar sus mensajes el presidente Joe Biden, después de los hechos del sábado 13, habiéndose dirigido al país en tres ocasiones en menos de 24 horas, incluida una vez desde el Despacho Oval, reservado solo para ocasiones trascendentales.
“Por fuertes que sean nuestras convicciones, nunca debemos descender a la violencia”, dijo, con firmeza, al tiempo de subrayar que “no somos enemigos”, y rematar: Todos nosotros nos enfrentamos ahora a un momento de prueba a medida que se acercan las elecciones. Y sentenciar: “Hay que resolver las diferencias en las urnas, no con balas”.
También Trump que, en la convención republicana, en Milwaukee (Wisconsin), ha sido proclamado candidato, de manera oficial, se ha mostrado conciliador.
“En este momento, es más importante que nunca que nos mantengamos unidos y mostremos nuestro verdadero carácter como estadounidenses manteniéndonos fuertes y decididos y no permitiendo que el mal gane”, escribió el domingo en su red Truth Social.
La primera dama, Jill Biden, habló con su antecesora, Melania Trump, quien, en su cuenta de X había publicado que el ataque sufrido por su marido era consecuencia de la “máquina de la política” que ha deshumanizado al exmandatario a ojos de la opinión pública y del “monstruo” que le disparó.
En estos graves momentos, no se puede dejar de reflexionar y señalar que si Thomas Matthew Crooks, abatido por ser sospecho de los disparos, tuvo acceso a un rifle semiautomático AR-15, es porque el arma la tenía en casa, ya que su padre lo había comprado de manera legal.
Claro que no haber evitado que alguien apuntara al expresidente desde una azotea a solo 150 metros, ha puesto bajo escrutinio al Servicio Secreto, que deberá explicar qué sucedió. Pero el acceso a las armas es un tema que tensa los debates, pero sobre el cual no se toman decisiones contundentes, en un país de 333 millones de habitantes y en el que algunos aseguran existiría más armas que habitantes y que anualmente se cobraría 20.000 vidas.
En realidad, los problemas y dilemas de ese gran país son enormes y quien resulte ganador en noviembre deberá encararlos con decisión.
Pero todos saben que quien gobierna Estados Unidos decide también la suerte y el destino de grandes acontecimientos en el mundo capaz de moldear su geopolítica.
Por eso, lo del sábado 12, en Butler, en la concentración del candidato republicano, tuvo el efecto de una onda expansiva, en todos los continentes.
Apenas dos semanas atrás, luego del primer debate entre el presidente Joe Biden y el expresidente Trump, en Atlanta, durante el cual se evidenció la debilidad del mandatario en funciones, el mundo contuvo la respiración y la gente se preguntaba ¿qué pasará con Estados Unidos?
Hoy, aún en estado de shock por la bala asesina a la que pudo esquivar el expresidente Donald Trump, el mundo tiene una nueva pregunta: ¿Se puede vencer al sobreviviente de un atentado, que en cuanto se incorporó levantó su mano y pidió a sus seguidores seguir luchando?
¡Hagan sus apuestas!