Dato y Relato
¡Inflación a la vista! Y ahora qué hacemos
Ph.D. en Economía Universidad de Boston, secretario general del FLAR y docente de la UDLA. Ex gerente general del Banco Central y exministro de finanzas de Ecuador, y alto funcionario de CAF y BID.
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La inflación en Estados Unidos cierra 2021 en aproximadamente 7%, la más alta en casi cuatro décadas, y dejó a muchos economistas con malestar, fiebre y dolor de cabeza.
Pero no era Covid, sino una de las enfermedades económicas que, aparentemente, había desparecido en la mayoría de países: la temida inflación, es decir, el aumento general del nivel de precios.
El fenómeno también se está presentando en Europa, en América Latina y en varias economías emergentes.
Países como Chile, Perú, Colombia y México habían mantenido una estricta y exitosa política monetaria basada en metas explícitas de inflación. No obstante, en 2021 esta superó los límites máximos de dichas metas, que en la mayoría de casos es 4%.
La inflación en Colombia en diciembre fue de 5,6%, en Perú de 6,4%, en Chile de 7,2% y en México de 7,4%.
Ecuador, una economía dolarizada que había estado coqueteando con la deflación, también registró un rebote a 1,9%, la más alta en seis años.
El aumento de la inflación se debe a varios factores. La mayoría de países expandió el gasto público para financiar la emergencia sanitaria y las transferencias a la población más afectada.
Paralelamente, inyectaron liquidez para evitar el colapso de la cadena de pagos y la contracción de crédito, que habría podido ser fatal para las empresas. La crisis fue muy grave, pero habría sido muchísimo peor de no haber sido por tales políticas expansivas.
Conforme los países se han 'desconfinado', los consumidores han podido aumentar gradualmente la demanda de bienes y servicios.
Sin embargo, la oferta de productos aún no retorna a los niveles prepandemia. Hay obstáculos en la cadena logística que están encareciendo los costos de transporte y hay problemas en el suministro de insumos agropecuarios o microchips.
Ha sido como volver a hacer ejercicio después de mucho tiempo: al sector productivo le duelen los músculos y está tardando en ponerse en forma.
Una demanda agregada que está recuperando una "normalidad con esteroides", por la expansión fiscal y monetaria, está encontrando una oferta contraída, lenta en recuperarse.
El resultado es entendible: un incremento general de precios, incluso de bienes clave como petróleo, minerales y productos básicos, así como acciones y otros activos en los mercados financieros internacionales
Las autoridades monetarias en los Estados Unidos inicialmente interpretaron este fenómeno como algo transitorio. Sin embargo, se asustaron con los últimos resultados, anunciaron que empezarían a retirar el estímulo monetario y dieron a entender que este año iniciarían un incremento de las tasas de interés.
De esta manera, se unirían -tardíamente, para algunos analistas económicos- a sus pares del Banco de Inglaterra y de la mayoría de bancos centrales en América Latina que ya lo han hecho.
La apuesta es hacerlo de manera gradual y controlada para no pasmar la recuperación económica y evitar volatilidades en los mercados financieros.
Hasta ahora, la estrategia ha tenido credibilidad entre los agentes económicos, aunque es un frágil equilibrio y tiene muchos riesgos.
¿Cuáles son esos riesgos y qué pueden hacer empresas, consumidores o países como Ecuador para adaptarse a este entorno de incertidumbre? Estos serán los temas clave que, además del malestar, la fiebre y el dolor de cabeza, mantendrán insomnes a los economistas en 2022.
¡Feliz año nuevo!