Canal cero
Indígenas víctimas de la minería
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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Héroes y heroínas del Ecuador
El gobierno de Rafael Correa comenzó a explotar las minas del sur de la Amazonía sin consultar ni dialogar con las comunidades indígenas shuar y saraguro opuestas a la minería a gran escala, como era obligación constitucional. Surgió un conflicto que tuvo como resultado varios indígenas asesinados.
El 7 de noviembre 2013, los militares entraron a la parroquia Bomboiza, cantón Gualaquiza, provincia de Zamora Chinchipe en un operativo destinado al control de dragas que tenían los mineros informales. Hicieron disparos. Freddy Taish, un shuar de San José de Piunts estaba pescando con su familia. Tres personas pidieron ayuda para enfrentar a los militares. La familia de Freddy se negó, pero no pudo salir del lugar.
Los militares estaban por todas partes y Freddy trató de esconderse. Sin poder escapar, se encontró con un militar que iba armado con una pistola. Según un testigo, él le disparó y lo mató. Los militares declararon luego que Freddy tenía una escopeta y que tuvieron que disparar. Pero, también según los testigos, recogieron los casquillos de las municiones para borrar evidencias y pusieron la escopeta junto al cuerpo de Freddy. Luego le tomaron una foto. No se investigó a fondo el hecho y nadie fue castigado.
En enero 2014, el indígena saraguro Bairon Tene Morocho fue encontrado degollado en una quebrada. Salvador Quishpe, dirigente indígena dijo:
“Al parecer, luego de la muerte hubo una especie de confabulación o acuerdo secreto entre los responsables, las autoridades y los familiares de la víctima para que no denuncien y el crimen quede en la impunidad...”
Se pidió una investigación, pero la fiscalía correísta no la hizo. En noviembre de 2014, el shuar Manuel Pinchopá fue muerto a machetazos cerca de El Pangui. Del caso no se conoció mucho y tampoco fue investigado.
José Isidro Tendetza Antún era dirigente de organizaciones comunitarias Shuar y miembro de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana (Confeniae). Se enfrentó a la empresa minera china que explotaba minas, en Zamora. El 28 de noviembre de 2014, cuando iba a un viaje al Perú en que denunciaría a la empresa minera, desapareció. El 2 de diciembre su cuerpo fue encontrado sin vida y desmembrado en el Río Zamora.
Las autoridades, “por orden de arriba” entorpecieron la investigación, manipularon la autopsia y tuvo que hacerse otra. A los dos supuestos asesinos (uno portaba el chip del celular de Tendetza) se les declaró inocentes. Todos los indicios apuntaban a que el gobierno de Correa estaba protegiendo a la compañía china que tenía interés en deshacerse de Tendetza y ordenó que lo agredan. El crimen era claro, pero tampoco se hizo nada por aclararlo y sancionar a los responsables, posiblemente sicarios que desaparecieron.
La defensa de la naturaleza es una labor peligrosa y a veces heroica. Sus activistas arriesgan hasta la vida, como el caso de Tendetza lo demuestra.