Canal cero
Las sublevaciones indígenas anticoloniales
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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Desde la Conquista de América, los indígenas levantaron una sostenida resistencia, que se concretó en acciones violentas y también en la mantención de la vida comunitaria.
Así como en el reclamo de tierras con gestiones judiciales, la defensa de la cultura e inclusive la asimilación del cristianismo, que les permitió expresar los modos de vida y la identidad indígena, con ceremonias destinadas a consolidar la dominación que, sin embargo, se convirtieron en formas de resistencia.
En el siglo XVIII, en medio de una prolongada crisis, en la que las sociedades indígenas llevaron la peor parte, la protesta y las acciones de resistencia se expresaron de forma violenta, contra el maltrato, la explotación, los impuestos y la violación de normas consuetudinarias.
En la región andina de la Real Audiencia de Quito, durante la segunda mitad del siglo XVIII, los indígenas hicieron al menos 11 insurrecciones contra abusos de las autoridades civiles y religiosas (corregidores, curas párrocos, terratenientes y propietarios de obrajes).
Y también contra medidas tomadas por las reformas borbónicas, que trataban de elevar los ingresos para la Corona española, subiendo impuestos y otras contribuciones.
Entre esas medidas estaban los censos de indígenas en comunidades y los intentos de incluir a los 'forasteros'.
Las sublevaciones indígenas en la Audiencia de Quito fueron fuertes y numerosas, pero sin la envergadura de las de Túpac Amaru en Perú y Túpac Katari, en la actual Bolivia.
En su libro sobre el tema, Segundo Moreno estudió sublevaciones indígenas, como la de 1730 en Pomallacta, para defender las tierras comunales.
La de Riobamba de 1764, en protesta contra la mita de gañanía, una forma de trabajo obligatorio. Entre sus líderes estuvieron Antonio Obando, Antonio Taype y Ambrosio Ansa.
En 1766 se dio una sublevación en San Miguel contra los tributos y en 1768, en San Ildefonso, por maltratos en los obrajes.
Mientras que en 1771, en San Phelipe y en 1777, en Otavalo, hubo levantamientos contra los censos de población, que eran vistos como una preparación para crear más impuestos.
En la de Chambo, de 1797, se identificó a cabecillas como Ascencio y León Philco, Tomás y Manuel Morocho, Mariano Casignia e incluso mujeres, como Juana Quinquiri, Margarita Ramos y María Chimbolema.
En Columbe y Guamote, en 1803, se alzaron los indígenas contra las extorsiones en el pago de diezmos.
En las rebeliones indígenas también participaron mulatos o mestizos. En todos los casos, los movimientos fueron contra las autoridades de los cabildos y la Audiencia.
Según Moreno, hubo una relación directa entre las reformas borbónicas y el inicio de una época de malestar y descontento popular.
Hubo actitudes extremas como la de Micaela Cascota, en Riobamba, quien "posesa del demonio", junto con otros indígenas, bebió la sangre del odiado blanco asesinado.
La fuerza de la resistencia fue enorme y se asentó en comunidades enteras conducidas por dirigentes con mucho valor e influencia.