El Implacable VAR
¿Independiente del Valle ya es un equipo grande de Ecuador?
Periodista, comunicador, escritor y docente. Comenta y escribe de fútbol desde hace 25 años.
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Hay dos parámetros para medir la grandeza de un equipo de fútbol. Uno es la tradición, es decir, los títulos y la pasión que despierta entre una masa de fieles seguidores lo suficientemente amplia para sostenerlo en la taquilla, pero sobre todo en el imaginario social. Independiente del Valle aún carece de todo esto.
La segunda manera de medir la grandeza, sobre todo en estos tiempos, está en el dinero y la estructura. Lo que no suele ser aceptado por los tradicionalistas que miran con recelo a los 'nuevos ricos' del barrio.
E Independiente del Valle es eso, el vecino que maneja un Maserati mientras el resto se trepa al bus.
Independiente en realidad no es un club sino una empresa que se desempeña, prácticamente, como una fábrica ensambladora.
Por supuesto, esta discusión depende de cómo definamos la 'grandeza', un término propicio para la subjetividad y largos debates que no tienen salida. Independiente del Valle, desde el punto de vista financiero, es más bien poderoso antes que grandioso.
Le ha bastado una década y poco más en la Serie A para convertirse en la principal escuela de formación de jugadores.
Los futbolistas están articulados a un esquema de negocios que cuida los detalles, que van desde la educación formal del jugador hasta su traspaso al exterior.
Desde 2008, cuando el equipo compitió en la Serie B por primera vez, ha realizado cerca de 200 transferencias, a un promedio de 13 por temporada. Según el portal Cenital, el equipo movió USD 23 millones en los últimos cuatro años solo en ese rubro.
En esta era, Independiente del Valle aumentó su poderío estructural en diferentes ámbitos. Posee un centro de formación de alto rendimiento y abre canchas en todo el país, como una franquicia de comida rápida. La expansión es internacional, con la compra de clubes en España y Colombia.
Tiene un estadio, algo que equipos como El Nacional, con más títulos e hinchas (pero infinita menos gestión), han anhelado profundamente.
Y forjó una alianza con los cataríes de la Aspire Academy, una trasnacional que busca jugadores en el Tercer Mundo. También estrechó lazos con la banca y el sector comercial ecuatorianos, y ha servido de inspiración para que la Federación Ecuatoriana de Fútbol reoriente su visión de la Tricolor.
El arrollador crecimiento de Independiente del Valle provocó que el resto de clubes, incluidos los considerados grandes, se despabilen y regresen a mirar a sus canteras. Era inconcebible, por ejemplo, que los entrenadores de divisiones menores de Barcelona o Emelec estuvieran impagos o que los muchachos se movilizaran por su cuenta para los partidos.
Independiente del Valle, en resumen, exhibe el poderío para convertirse en un grande. Ya comenzó a acomodar trofeos de Serie A y de la Sudamericana en sus vitrinas y, poco a poco, los hinchas empiezan a florecer. Es cuestión de tiempo para que la pasión se consolide.
Quizás un signo de que llegó la 'grandeza' sea cuando esos apasionados hinchas disputen a golpes el espacio de los graderíos con las barras rivales. Ojalá que ese tipo de 'grandeza' nunca llegue a este club.