Leyenda Urbana
Solo falta el salvoconducto para Duarte; la impunidad indigna
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
Actualizada:
Hay un pacto, asegura la gente, con inocultable indignación, ante el desfile de condenados que recobran su libertad, sin haber devuelto ni un céntimo de lo que se llevaron, tras haber sido sentenciados por corrupción y abuso de poder.
Ocurre en el peor momento político, aunque jamás existirá uno bueno para la indecencia y la componenda, que incluye, como clave siniestra, que el poder mire hacia otro lado, y se haga el desentendido.
La tragedia que ha supuesto para el país el atraco sistemático de las rentas que le pertenecen al pueblo, no ha merecido castigo ejemplar para los sinvergüenzas que se alzaron con todo y que vivirán a sus anchas, como si nada.
Pronto serán socios de exclusivos clubs, sus hijos y familias irán a los mejores colegios, coparán los restaurantes más caros, se exhibirán con impudicia en carros de alta gama y blindados.
Viajarán en first class, y las nuevas generaciones desconocerán los antecedentes delictivos de estos buitres a quienes no les alcanzó la némesis que merecían.
Pronto serán socios de exclusivos clubs, sus hijos y familias irán a los mejores colegios.
Una sociedad banalizada que adora al becerro de oro y no tiene como referentes a filósofos, a premios Nobel o a una persona altruista, sino a cualquier influencer que impacta más por su astucia que por su inteligencia, habrá acogido con calidez y hasta elogiará la generosidad del nuevo rico del vecindario.
A filo de las urnas, cuando todos deberían estar concentrados en escoger bien a las nuevas autoridades y responder a conciencia la consulta popular; el país mira con estupor que al exvicepresidente Jorge Glas, que ya está libre, ahora le unifican las penas, pero no ha devuelto nada de lo que aseguraron se llevó por los casos Odebrecht y Sobornos; y, al contrario, hoy se hace pasar por víctima. Perseguido político, dice.
Lo mismo pasa con el ex poderoso secretario Jurídico de la Presidencia en el Gobierno Correa, Alexis Mera, quien acaba de dejar la cárcel, en las narices de los ecuatorianos, luego de cumplir 44% de la pena.
La prelibertad de Mera fue solicitada en octubre pasado. A enero de 2023 llevaba tres años, seis meses y seis días de prisión de los ocho que le otorgaron, en 2020, por el Caso Sobornos 2012-2016.
También es libre de volver Fernando Alvarado, aquel que se quitó el grillete, abandonó el país y mandó un mensaje, desde el exterior, burlándose de la justicia.
Ha permanecido en Venezuela y, previo al pago de una caución de USD 10.000, puede volver cuando le plazca, a mirar cómo se maneja hoy la Secretaría de Comunicación, a la que él elevó a la condición de agencia de lavado cerebral.
Tanta coincidencia en el tiempo para otorgar beneficios a tres personajes de la era correísta, la gente la mira con suspicacia, consciente de que un Gobierno sin brújula y bajo sospecha podría dar manotazos para forzar impúdicos acuerdos.
Por si fuera poco, la Fiscalía se ha olvidado de otros delitos que las sentencias ordenaban proseguir a los acusados, con lo cual su impunidad estaría oleada y sacramentada.
Aunque es harina de otro costal, porque no tiene sentencia alguna, el pedido de amnistía para Ricardo Patiño, el super ministro de Correa que estuvo al frente de Finanzas, Defensa y la Cancillería, ha causado tanto revuelo, como indignación, porque configura un extraño escenario en el que retumban nombres asociados a la corrupción y al despotismo, que parecen estar de vuelta.
Retumban los nombres asociados a la corrupción y al despotismo, que parecen estar de vuelta.
Y es que una Asamblea en manos de Virgilio Saquicela es capaz de todo, aunque el Partido Social Cristiano (PSC) ha dicho que votará en contra de la amnistía.
De lo que se sabe, Patiño que vive hoy México tendría doble pasaporte porque el Gobierno de López Obrador le habría otorgado la ciudadanía mexicana. ¡Cosas de ellos!
Para rematar, la jueza Collantes, aquella que amenazaba diciendo "¿quieren probar mi poder?", también estaría de vuelta a su puesto desde el cual dictará sentencia en los casos que conozca.
Y no solo eso, sino que le deberán indemnizar con alrededor de USD 200.000; así como lee, con doscientos mil dólares, por el tiempo que estuvo fuera de su cargo.
En este punto, la gente cree que se ha traspasado la línea de la humillación colectiva y siente desprecio por todo y por todos.
Como van las cosas, ojalá al Gobierno no se le ocurra extender el salvoconducto a la exministra Duarte sentenciada en el caso Sobornos. Sería el acabose.
Ojalá al Gobierno no se le ocurra extender el salvoconducto a la exministra Duarte.
Todo esto explicaría el elevado porcentaje de indecisión y quemeimportismo ciudadano a puertas de los comicios.
Dicen los expertos que una elección depende del estado de ánimo; de ser así, la del 5 de febrero es de alto riesgo, entre otros motivos, porque la impunidad desmotiva, entristece e indigna a la gente.
Eso sí, estoy segura de que, frente a las papeletas, el domingo, los ecuatorianos harán un ejercicio de sabiduría colectiva para, olvidándose de los políticos y sus conchabes, pensar en su propio futuro y en el del país. Y votarán positivamente.