Al aire libre
El hombre que puede correr para siempre
Comunicadora, escritora y periodista. Corredora de maratón y ultramaratón. Autora del libro La Cinta Invisible, 5 Hábitos para Romperla.
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Cuando fuimos a correr la media maratón de Miami en 2018, nos dijeron que Dean Karnazes iba a dar una conferencia durante la entrega de chips. Avisé a mi grupo de hermanas y amigos que iba a conocer al hombre que puede correr indefinidamente sin sentir cansancio ni dolor.
Ya me habían estado vacilando los amigos porque comenté inocentemente que Miami se parecía en algo a Guayaquil.
-Luli, mira, esos transatlánticos, parece Manta.
-Por favor, no preguntes tú, nos vas a hacer quedar mal.
-Seguro que Usain Bolt va a estar en la maratón.
Y así me siguieron molestando.
Hasta que aparecí con el selfie de Dean Karnazes y mi persona.
Calladitos.
Es un corredor de ultramaratón de California. Su condición física es tan extraña que hasta le han analizado los científicos de la Nasa y, al parecer, lo que sucede es que no acumula ácido láctico.
El ácido láctico es un químico que se acumula en los músculos cuando estás fatigado. Sirve para protegerte de lesiones. Es como sentir las piernas de cemento, entonces bajas la velocidad y no te haces daño.
Dean corrió 50 maratones en los 50 estados de los Estados Unidos, una cada día. Se metía en grandes tinas de hielo para desinflamar sus músculos y seguía corriendo. Su aventura me inspiró para correr el Reto 21x24, que implicaba media maratón en cada provincia de Ecuador, una vez al mes, por la protección del Yasuní.
Él no ha sentido nunca un tirón de músculo o un calambre. Según cuenta, heredó esta capacidad, y en broma dice que todos los corredores de larga distancia deben elegir bien a sus antepasados.
Pero no todo es genético. Su bajo nivel de grasa y de sudor, dieta alcalina, semi vegetariana, y baja exposición a ambientes tóxicos complementan su condición tan aventajada.
"Lo que me suele pasar es que me da sueño", dice Dean. Después de tres días y tres noches, comienzo a correr dormido.
Empezó a correr de pequeño y en el colegio ganó una carrera para recoger fondos. Sus compañeros lograron completar quince circuitos, mientras tanto Dean logró 105.
Ni él mismo entiende por qué un día decidió dejar de correr.
Al cabo de quince años, en su cumpleaños número 30 sintió deseos de volver a hacerlo. Salió disparado y corrió 30 millas. Debió parar debido a las ampollas.
"Hay magia en la miseria y el dolor, sino pregúntale a cualquier corredor", es su frase y yo coincido
-Este puente de Key Biscayne es igualito al de Quevedo, no cierto Luli.
¡Pero le vi a Dean Karnazes!