Contrapunto
Cómo se llegaba a Quito en 1564; la historia de Jácome Freile
Periodista y melómano. Ha sido corresponsal internacional, editor de información y editor general de medios de comunicación escritos en Ecuador.
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Es difícil imaginar cómo era el mundo hace cinco siglos; y mucho más complicado sospechar cuánto tiempo podía durar una travesía desde España hasta lo que en la época era apenas una aldea a los pies de un volcán llamada Quito.
Luego de un estudio minucioso sobre sus ancestros y una gran fascinación por la genealogía, el investigador quiteño Manuel Freile Fanlo descubre un viaje tan fascinante como peligroso: el de Jácome Freile de Andrade, primer procurador de la recién creada Real Audiencia de Quito.
'Tras los pasos de un brigantino, la historia de Jácome Freile de Andrade', Novel Editores, (Quito, 2022) es un libro que pone a prueba la imaginación del lector frente a una aventura que comienza en una Europa azotada por pestes hasta un Nuevo Mundo recién descubierto.
Llaman la atención las precisiones históricas, geográficas, el contexto, las citas y las referencias bibliográficas sobre un personaje que descubre sus raíces, a través de Jácome Freile.
Cádiz o Sevilla eran los puntos de partida de una aventura a bordo de precarias y apestosas embarcaciones, que demoraban casi 50 días en llegar a Cartagena de Indias.
Y, desde allí, por el río Magdalena, varias semanas más, hasta comenzar la travesía terrestre por montañas y valles.
El escritor resume gráficamente el recorrido. Entre Cartagena y Barranca de Mateo 14 días, entre Mompox y Honda otros 14 días; luego, entre Ibagué, Cartago, Cali, Popayán, Pasto y Quito, había un total de 38 días más.
Caudalosos ríos, riscos, climas extremos, travesías a caballo y en mulas por los Qhapaq Ñan (red de caminos incas), convertían al viaje en un desafío a la muerte y a los viajeros en sobrevivientes de un trayecto imposible de imaginar.
Sobre la conquista española se ha escrito bastante y Freile Fanlo cita con rigor el contexto histórico, como el dominio de los incas en los Andes, con un ejército de 200.000 soldados.
El método pacífico de conquista -narra- era un sometimiento 'voluntario' del curaca o rey de la zona a cambio de reconocer al inca como su emperador. El método violento lo ejercían cuando el curaca se negaba a ser conquistado.
Ese fue el caso de los caranquis, cayambes y otavalos que fueron salvajemente masacrados y esclavizados, en algunos casos exterminados para evitar futuros levantamientos.
Más de 30.000 caranquis fueron degollados y sus cuerpos lanzados a la Yawarkucha (laguna o cocha de sangre), que luego fue hispanizada como Yahuarcocha.
En cierta forma, dice el narrador, estos pueblos vieron como una oportunidad la llegada de los conquistadores españoles en un período histórico de disputas territoriales entre los hijos de Huayna Cápac: Huáscar y Atahualpa.
En 1564 Jácome Freile de Andrade y su esposa, Mayor García Sánchez y Días, hicieron el viaje para no regresar jamás a Europa, y formar en Quito una familia apegada a los ritos católicos de la España monárquica de entonces.
Con una minuciosidad asombrosa, el autor llega a establecer que solo de ese matrimonio derivaron no menos de 800 familias que conservan los apellidos hasta la actualidad.
Si bien linaje es la descendencia de una familia noble, no significa que al estudiar la genealogía solo vayamos a encontrar pureza de sangre. De hecho, según la investigación, Sebastián de Belalcázar o Benalcázar tuvo 13 hijos mestizos.
El personaje de este libro, escrito a modo de ensayo y de novela, fue notario en Cádiz, procurador en Quito y, al quedar viudo, se incorporó a la Iglesia como párroco del Sagrario, cura rector de la Catedral y comisario del Santo Oficio de la Inquisición.