Firmas
Dos ñañitos fuera de la contienda electoral de 2021
Abogado y escritor. Ha publicado varios libros, entre ellos Abraza la Oscuridad, la novela corta Veinte (Alfaguara), AL DENTE, una selección de artículos. La novela 7, además de la selección de artículos Las 50 sombras del Buey y la novela 207.
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Hace pocos días nos enteramos de que dos binomios de precandidatos a la Presidencia habían desistido de seguir su ruta a la gloria. Ecuador entero se llenó de empatía, pues sabemos que el sacrificio de no tener que sacrificarse por la Patria debe doler como examen de hisopado nasofaríngeo rectal.
La verdad es que lo único medianamente interesante de estas dos bajas electorales es la coincidencia de un par de ñañitos directamente relacionados con el asunto.
El primero en renunciar a dar papaya fue Fabricio Correa Delgado, precandidato a la Presidencia por el partido Justicia Social.
Este ñañito, de visible recordación en la memoria del país, es uno de los protagonistas principales del libro de investigación periodística de Juan Carlos Calderón y Christian Zurita, 'El Gran Hermano'.
En esa obra se detallaron algunas de las maniobras contractuales en el sector público del hermano ex precandidato, y despertó la ira del hermano expresidente que enjuició a los autores del libro.
El anuncio oficial del retiro de la candidatura fue que se habían detectado correístas infiltrados en la agrupación política, asunto paradójico en vista de que era un Correa el cabecilla del asunto. Es comprensible que el señor desista de luchar por Ecuador, pues él ya alcanzó su respectiva “justicia social”.
El segundo en quebrar la cintura, como cuando van a entrar a un chongo y se encuentran con su suegro, fue el jefe del movimiento Ecuatoriano Unido, don Edwin Moreno Garcés. Hermano de Lenin Boltaire.
Lo que hizo este movimiento fue retirarle su apoyo a la dupla pro parto forzado integrada por Gerson Almeida y Martha Villafuerte.
Tiene lógica pensar que el ñaño del Moreno presidente también haya considerado que es mejor quedarse en el molde, quietito y al disimulo, pues aún quedan pendientes las investigaciones sobre los denunciados Ina Papers.
Que desaparezca de esta elección un binomio evangélico decididamente religioso es buena noticia. Especialmente para los católicos, pues aunque al principio parecen iguales –porque comparten prejuicios-, la verdad es que no lo son, si no pregúntenle a un evangélico qué piensa de la Virgencita.
Yo tenía la preocupación de que lleguen incluso a tener una participación destacada en número de votos. Y a veces experimento el morbo de que los evangélicos lleguen al poder, y al poco tiempo muchos católicos terminen extrañando a los ateos y entendiendo por fin lo que significa un estado laico.
Pero volvamos al tema de los ñaños. Con las vergonzosas y saqueadoras experiencias que hemos presenciado, y con nuestra costumbre de legislar con dedicatoria, la próxima Constitución de 300 años deberá tener un artículo que diga:
Podrá ser Presidente de la República cualquier ecuatoriano en el goce de sus derechos políticos, de al menos 50 años, sin lluros, que supere un examen psicológico de traumas y complejos, mejor si es soltero, y si es casado, que tenga la bondad de no tener cuñados, que sea hijo único de su madre y de su padre, y que presente una declaración juramentada de no tener hermanos de leche, ni tampoco ñaños de pierna.