Aunque Gustavo Petro clama victoria, el que ganó fue el cansancio
Es periodista y directora de PRIMICIAS.
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Y ganó el cansancio de los colombianos frente a la élite política tradicional atrincherada en Bogotá.
El escenario sorpresa se materializó en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 29 de mayo en Colombia.
Al final de la jornada, el candidato de izquierda, Gustavo Petro, y el 'outsider', Rodolfo Hernández, pasaron a una segunda vuelta que se celebrará el 19 de junio de 2022.
En el camino quedaron Federico 'Fico' Gutiérrez, el candidato de centro-derecha (tercer lugar), y el candidato de centro, Sergio Fajardo, que eran las dos figuras más moderadas y preparadas.
En una segunda vuelta, las fuerzas políticas de centro y derecha se alinearán, aunque con cierta incomodidad, alrededor de Rodolfo Hernández.
Hernández es un magnate de provincias, cuya carta de presentación es haber sido alcalde de la ciudad de Bucaramanga y haber construido una fortuna inmobiliaria.
A Hernández lo ven "por encima del hombro" las élites políticas de un país que se precia de tener la democracia más antigua y estable de Latinoamérica, pero que no puede presentar resultados sociales convincentes.
Pero estas mismas élites que hoy se resignan a tener que apoyar a Hernández, al que califican de 'Trump criollo' o de 'Abdalá Bucaram colombiano', no se inmutaron cuando la clase media se hundía en medio de una polarización no solo política sino económica.
Colombia puede tener las instituciones y la democracia más estables, posiblemente, de la región, pero no se ocupó de crear un entorno de prosperidad para esa clase media de donde nacen la estabilidad y el sentido común.
Así ha caído en el péndulo entre el populismo de izquierda y el populismo de derecha. Péndulo en el que mandan las sensaciones y las redes sociales por encima de las ideas.
Hernández votó y dijo que se iba para su casa a dormir la siesta, para luego 'postear' un video suyo bebiendo un trago desde la cocina.
Para un país que ha tenido presidentes intelectuales y estadistas, de la talla de Alfonso López Pumarejo y de Alberto Lleras Camargo, ese sí que es un trago difícil de pasar.
La otra opción es Gustavo Petro, cuyas credenciales incluyen haber sido guerrillero del M-19, el grupo armado que se tomó el Palacio de Justicia, en 1985.
Un asalto que se selló con al menos 101 muertes, incluyendo a 11 magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
Tal vez por eso prefiere que lo llamen 'revolucionario' antes que 'exguerrillero', porque la segunda es una carga marcada con sangre.
Gustavo Petro también tiene en su currículum haber sido uno de los senadores que denunciaron los nexos entre narcotráfico y política.
Luego fue un alcalde más bien mediocre de Bogotá.
Aprovechó la Alcaldía para construir una base electoral que lo ha llevado a donde está, pero que tiene un techo. "Estamos a un millón de votos de ganar", dijo tras el cierre de las urnas.
Hay que ver si Petro puede estirar ese techo. Si gana en segunda vuelta será la primera vez en la historia de Colombia que un candidato de izquierda llegue a la Presidencia.
En cambio, si gana Hernández, no será la primera vez que un populista pise la Casa de Nariño.
Para la muestra están el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla, que no llegó al poder por elección popular, y el caótico periodo de Ernesto Samper, en los años 90.
Confiados, los seguidores de Petro lo anuncian ya como "el próximo presidente", que asumirá el 7 de agosto.
"Hoy hemos ganado", dijo el mismo Petro, mientras sus partidarios del Pacto Histórico gritaban "presidente", pero el camino está lejos de ser llano.
En medio de la euforia, de la propia boca de Petro salió la frase de que "hay cambios que son suicidios". La suavizó, después, diciendo que pensar en la justicia social no debería ser algo estrafalario.
Ganó en primera vuelta con los votos de los departamentos olvidados, como Cauca y Nariño, el último en la frontera con Ecuador. Un mensaje claro.
La disputa continúa y es cuesta arriba para Petro. Buena parte del electorado de centro y de derecha se alineará, aunque no les guste, aunque no los convenza, aunque no los represente, con Hernández.
En todo caso, gane quien gane en el balotaje, la que realmente tiene el camino cuesta arriba es Colombia.