Con Criterio Liberal
La guerra que debemos pelear en defensa de nuestra civilización
Luis Espinosa Goded es profesor de economía. De ideas liberales, con vocación por enseñar y conocer.
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Rusia ha invadido Ucrania. Los ucranianos se resisten a la pérdida de su patria, de su independencia y de su libertad, combatiendo con sus escasos medios al ejército invasor.
No tienen ya ningún sentido las frases cursis a favor de la paz o las declaraciones en la ONU, pues ya hay una guerra en Ucrania.
El mundo es como es, no como nos gustaría que fuese.
Durante décadas en Occidente nos hemos educado en una imagen del mundo Disney ingenua, según la cual no existían ni el mal como tal ni los conflictos humanos, y todo se podía resolver con diálogo y tolerancia; desde las guerras mundiales hasta la delincuencia organizada.
Pero el mal existe, los conflictos existen, y frente a ellos de nada sirven 'los gestos' como iluminar los edificios con colorines, o los discursos de nuestros supuestos líderes (gerifaltes emperifollados en cargos que les quedan muy grandes, más bien).
Aquellos que deberían defendernos, pusilánimes y tibios como son, pues no creen en lo que se supone que prometieron salvaguardar: la superioridad de nuestros valores y nuestra civilización; lo único que han logrado hasta ahora es imponer unas leves sanciones.
Sanciones que no sirven para nada contra la guerra, pues ya las dan por descontadas Putin y los oligarcas que le apoyan, y además las pueden sortear. Ya hemos comprobado durante décadas de sanciones al régimen comunista de Cuba su inoperancia. Pero los expertos parece que no aprenden nada.
Ya hay una guerra en Ucrania, y la única duda que le queda a Occidente es si apoyará al pueblo ucraniano en su lucha por la libertad e independencia, por su democracia y sus derechos, o seguirá solo con sus palabras vacuas.
El apoyo ha de ser efectivo y real; con armamento, logístico, aéreo, de inteligencia y hasta de tropas en Ucrania para enfrentar a los invasores rusos.
Porque los ucranianos ya están combatiendo y seguirán combatiendo, la pregunta es si los de Occidente les dejaremos solos en su heroica batalla por defender los valores occidentales, o nos daremos vergüenza a nosotros mismos traicionando nuestros propios principios.
Soy muy consciente de que lo que estoy pidiendo, un apoyo militar, o hasta una intervención, supone que mueran jóvenes soldados extranjeros en las ciudades y llanuras ucranianas.
Pero es que la disyuntiva ya no es si van a morir seres humanos en esta guerra. La disyuntiva es si dejaremos que mueran solos los ucranianos, en una guerra larga y de desgaste, certificando la amenaza que los delirios de grandeza euroasiática de Putin suponen para todas las naciones de su entorno; o les apoyamos para poder parar defender nuestra civilización con dignidad.