Canal cero
Las víctimas del alfarismo
Doctor en Historia de la Universidad de Oxford y en Educación de la PUCE. Rector fundador y ahora profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar Sede Ecuador. Presidente del Colegio de América sede Latinoamericana.
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El triunfo de la Revolución Liberal en 1895 desató una guerra civil que duró años. El presidente Eloy Alfaro hizo esfuerzos por evitarla, pero tampoco estaba dispuesto a detener las reformas y enfrentó militarmente a los insurrectos, al mismo que reprimió al clero y a los activistas conservadores.
Uno de los más duros adversarios del alfarismo fue Víctor León Vivar, un periodista que atacó ferozmente al gobierno y participó en la resistencia armada. Era cuencano, nacido en 1866. Desde joven se dedicó al periodismo, a la polémica política y a la literatura. Se instaló en Quito, pero tuvo que ocultarse.
Alfaro estaba en campaña fuera de la capital. El jefe militar coronel Manuel Antonio Franco, conocido por su inclinación a la violencia, se enteró del paradero de Vivar y la noche del 5 de agosto lo mandó prender. Ordenó se lo pasara por las armas. Vivar fue conducido al cementerio de San Diego, lo soltaron allí entre las tumbas y lo persiguieron a balazos hasta que cayó muerto.
Hubo una ola de indignación e incluso renunciaron ministros en protesta, pero Alfaro respaldó a Franco. Necesitaba el apoyo del ejército liberal.
Roberto Andrade escribió: "Por el momento fue conveniente, porque los fusiles se cayeron de muchas manos y se desvanecieron conjuraciones a punto de estallar". La muerte de Vivar no fue directa responsabilidad de Alfaro, pero se convirtió en bandera de lucha antialfarista.
Otra gran figura de la resistencia antialfarista fue el coronel Antonio Vega Muñoz, líder de gran popularidad y peso en el austro. Nació en 1856 en una familia aristocrática de Cuenca, realizó estudios militares en Chile y de vuelta se incorporó al ejército que defendió a Borrero en 1876. Participó en la "restauración" de 1882-83 y recibió el grado de coronel. Fue nombrado Jefe Militar de Azuay y estuvo en el cargo hasta 1895.
En 1895, Vega participó en la fracasada resistencia contra Alfaro. Separado del Ejército, se dedicó a sus labores privadas, pero pronto lideró el alzamiento del Austro y centro del país. Vega, proclamado "General de la República" y tomó Cuenca el 5 de julio. Fue designado comandante de las fuerzas de la nueva "Restauración", pero fue derrotado por el ejército del gobierno.
Fue perseguido y tuvo que exilarse. Cuando en 1906 Alfaro se proclamó jefe supremo, el Coronel Vega junto con Gonzalo Córdova, dirigente placista, acaudillaron un levantamiento. Sin mayor respaldo, mal equipados, los revoltosos fueron derrotados. Vega fue tomado prisionero y llevado a Cuenca. Cuando entraba en la ciudad en un momento de tumulto, gritos y confusión, sonó un disparo y Vega cayó a tierra con una herida en la cabeza. En poco tiempo murió.
El gobierno dijo que el mismo se había disparado, pero eso era poco creíble y Antonio Vega fue visto popularmente como víctima del alfarismo. Con su muerte se desactivó la revuelta, pero desde entonces se lo consideró como un héroe de la "Restauración católica" y un destacado exponente de la cuencanía.