Guayaquil y nuestra relación tóxica con la naturaleza
Ecologista. Líder global en acción climática. PhD en políticas públicas de Ohio State University.
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En 2017, el banco CAF presentó una propuesta para reducir la vulnerabilidad de Guayaquil a inundaciones con costo estimado de USD134 millones. Contó con una protagonista inesperada: la naturaleza.
Pese a que hemos hecho todo lo posible para dañar nuestra relación con ella, los manglares representan la principal solución a la crisis de las inundaciones en Guayaquil.
Los manglares brindan protección contra inundaciones a través de su capacidad para atenuar marejadas.
La estructura de sus raíces es fuente importante de fricción para el agua y los sedimentos en movimiento.
Sin embargo, los manglares se han perdido de forma acelerada debido a deforestación para acuicultura, y los usos urbanos del suelo, como asentamientos irregulares y la nueva infraestructura portuaria.
El Banco Mundial señala que Guayaquil es la cuarta ciudad más vulnerable del mundo a inundaciones. Y estima pérdidas anuales de USD 3.200 millones para 2050 (unos USD 2.500 a USD 3.000 por habitante).
Al tiempo de evadir el impacto económico, los beneficios de las soluciones basadas en la naturaleza generan dividendos económicos adicionales.
Por ejemplo, en Corea, la inversión en reforestación en 1970 creó empleos inmediatos y generó un valor neto estimado de más de USD 50.000 millones a 2010.
Bastaría con pensar cómo la reforestación y restauración del Estero Salado y su manglar puede generar empleo, capturar emisiones de carbono, al tiempo de contribuir a pacificar sectores hoy afectados con altos índices de criminalidad y de violencia.
Una inundación devastadora puede paralizar la economía de Ecuador. Ante un posible fenómeno de El Niño, la crisis actual de Guayaquil es un asunto de seguridad nacional.
El liderazgo del Gobierno Nacional y la administración municipal puede convertir el costo y riesgo actuales en una oportunidad para movilizar flujos internacionales de inversión.
La inacción nos seguirá, literalmente, hundiendo y transfiriendo costos a los más pobres.