Leyenda Urbana
Guayaquil: apuesta de partidos y movimientos, que empiezan a reactivarse
Periodista; becaria de la Fondation Journalistes en Europa. Ha sido corresponsal, Editora Política, Editora General y Subdirectora de Información del Diario HOY. Conduce el programa de radio “Descifrando con Thalía Flores” y es corresponsal del Diario ABC
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Diversas tiendas partidistas, organizaciones sociales, sindicales y, hasta el propio Gobierno, removieron, la semana pasada, las siempre agitadas aguas de la política, dejando una sensación de que se aceleró la historia nacional.
Las coincidencias fueron tales, que hasta se podría hablar de una suerte de efecto contagio, que para los ecuatorianos supuso ver en qué andan los políticos, sin que eso signifique que hayan hecho abstracción de la grave crisis del país.
Comenzó con la remodelación del Gabinete del Presidente Lasso que, aunque ya se había anticipado, fue mejor asimilada cuando se miraron las movidas de ajedrez sobre el tablero. Y se contemplaron las primeras acciones de los flamantes funcionarios.
La censura y destitución del Defensor del Pueblo, en la Asamblea Nacional, fue otro capítulo de gran calado, porque confirmó la fractura en Pachakutik, brazo político de la Conaie. Y mostró al correísmo de cuerpo entero, una vez más.
Se confirmó que Salvador Quishpe, -cuyo rostro tiznado, para vejarlo, durante una manifestación contra el Gobierno de Correa, conmovió al país-, ha borrado de su memoria el episodio, y se ha unido al coro de adláteres de su ex enemigo político; mientras se ha radicalizado en contra de Lasso, con cuyo movimiento político, CREO, hizo un acuerdo parlamentario, en mayo, para elegir sus autoridades y controlar la Asamblea.
Otro episodio fue la movilización convocada por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), el miércoles 15 de septiembre, y a la que se unieron otras organizaciones, que salieron a las calles, en varias ciudades.
A los dirigentes sindicales, debe haberles sorprendido que, en Quito, no hubiera barreras que les impidieran llegar a la Plaza de Santo Domingo, en el Centro Histórico. En realidad, fue una marcha pacífica; preámbulo de lo que vendría al día siguiente.
El país vio, complacido, que la cúpula del FUT y la ministra de Gobierno, Alexandra Vela, se sentaran para dialogar y buscar acuerdos, aunque sus agendas sean, absolutamente, dispares.
Este diálogo muestra un nuevo momento en la política ecuatoriana, protagonizado por una ministra con altura de miras, capaz de vencer resquemores para platicar con quienes, la víspera, marcharon contra su Gobierno.
Y habla bien de los dirigentes sindicales, que querrán dejar atrás, para siempre, la época de persecución rastrera, con la creación de organizaciones paralelas y la suplantación con dirigentes de bolsillo, que sufrieron durante el totalitarismo.
Eso sí, hay que estar conscientes, que llegar a un acuerdo será muy difícil, porque el FUT pretende que se elimine el sistema de bandas para fijar el precio de los combustibles y se declare inconstitucional la Ley Humanitaria; rechaza el acuerdo con el FMI y espera que el Gobierno page la deuda que mantiene con el IESS.
Las imágenes de la mesa de diálogo debieron molestar a quienes van por la vida lanzando discursos incendiarios y gustan hacer de cualquier diferencia, munición para herir y profundizar las discrepancias.
Al presidente de la Conaie, por ejemplo, le gustaría más que el Gobierno le responda que No, a la propuesta del Consejo Ampliado de su organización, de ser recibidos el 1° de octubre, por el presidente Lasso, en Carondelet, a dónde quieren ir en Comisión.
Escoger octubre, a sabiendas de que el país repudia los sucesos de 2019, luce un ardid de Leonidas Iza; un dirigente cuya cerrazón ideológica es admitida hasta por sus cercanos.
No cabe duda que la anterior fue una semana de alto voltaje político.
La llamada Revolución Ciudadana (RC) pasó de ser slogan a partido político, luego de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) lo reconociera como tal.
RC es una mutación de Fuerza Compromiso Social, creado por Iván Espinel, exministro de Moreno y aliado del correísmo, preso por corrupción. El ADN político del flamante partido es despreciable, más aún si algunos de sus ex fundadores sostienen que, la organización base les fue robada.
Con partido legalizado, el correísmo tiene vía libre para las elecciones seccionales, de 2023, siendo Guayaquil la mayor apuesta.
La semana política se cerró el 18 de septiembre con dos sabatinas: la del sentenciado de Bélgica que retomó sus enlaces, para decir que no es corrupto; y la del recién elegido presidente vitalicio del Partido Social Cristiano (PSC), Jaime Nebot, quien habló en la convención de su partido.
En Samborondón, el PSC cambió de directiva. Eligió presidente a Alfredo Serrano, antiguo militantes y exdiputado, y como vicepresidentes a Juan José Yúnez y Cristina Reyes.
Nebot, quien estuvo junto a la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, criticó la gestión del Gobierno. Dijo que el país no requiere de "ideologías extremas" y anticipó que Lasso "solo cumplirá con la vacuna".
Por si faltaba algo en la semana, Otto Sonnenholzner, quien no oculta su interés por ser candidato, y estaría interesado en la Alcaldía, fue involucrado en una investigación por posibles irregularidades durante la pandemia, cuando era Vicepresidente.
También se investiga al exministro Gabriel Martínez y al exgobernador del Guayas, Pedro Pablo Duart, convertido en activista político.
Es claro que, si el PSC quiere retener la Alcaldía, le aguarda un monumental trabajo. Son muchos los nombres de quienes quisieran reemplazar a Cynthia Viteri; el más reciente, sería el flamante gobernador del Guayas, Pablo Arosemena, quien podría ser el As en la manga del oficialismo para la Alcaldía de Guayaquil. ¡Hay que verlo!