Saliendo del clóset
El gran mito
Soy una chica material, lo admito sin culpa alguna. Me apasionan la moda y el maquillaje, los considero una expresión de nuestra verdadera personalidad. Muchas veces un zapato puede decir más que un elaborado discurso inspirado en la dialéctica. Pues, com
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Hora de mirarse al espejo más que para rectificar el nudo de la corbata italiana o para constatar si el nuevo collar de perlas se ve demasiado pesado con el resto de la pinta, o si combina con la chaqueta de punto, con los tacones de raso.
Es hora de mirarnos al espejo para ver con qué cara seguimos hablando de 'la familia' y defendiendo a la 'familia tradicional' como pilar de la sociedad, en un país en que las estadísticas de denuncia de delitos están encabezadas por el maltrato dentro de ese 'núcleo sagrado'.
El país en donde casi medio millón de ancianos sufre algún tipo de violencia, desde la agresión física hasta el despojo de su patrimonio, a manos de esa maravillosa 'familia tradicional'.
Maltrato sicológico contra la mujer, contra los hijos, contra los padres, contra los abuelos. Qué temible imagen nos devuelve el espejo.
Somos como el retrato de Dorian Gray. Tan perfectos ante la sociedad y tan decadentes en la media luz de nuestro ático.
En la tierra consagrada a la familia es en donde como producto de la violencia sexual, entre 2010 y 2017, nacieron 17.688 bebés, cuyas madres eran niñas menores de 14 años. La mayor parte de los abusadores son parientes cercanos.
Aquí es donde 13.000 niños no van a la escuela por negligencia familiar y 2.500 más pasan sus días en orfanatos.
Pero también somos el país en donde, pese a tanta nieve, de vez en cuando nace una solitaria flor que anuncia que la primavera está por venir.
Ayer, 12 de junio de 2019, cinco jueces de la Corte Constitucional votaron a favor del matrimonio igualitario y abrieron una puerta más en la lucha por los derechos civiles y contra la discriminación, que también es una forma de violencia.