El indiscreto encanto de la política
¿Y dónde está el vocero?
Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
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"¿Y dónde está el piloto?" junto con "¿Y dónde está el policía?" fueron películas de culto de los años ochenta. Ambas comedias estaban cargadas de humor absurdo y juegos de palabras, y retrataban la falta de idoneidad de los protagonistas para desempeñar sus respectivos roles de comandar un avión o liderar una investigación policial.
Desde el análisis de la comunicación gubernamental del Gobierno Nacional durante las últimas semanas, tomamos prestada la fórmula del título de las películas mencionadas para preguntarnos: ¿Y dónde está el vocero?
Este personaje, también conocido como portavoz, es la voz oficial de un gobierno. Su función es comunicar las políticas y decisiones del gobierno a los medios de comunicación y al público a través de conferencias de prensa, la emisión de comunicados oficiales y la interacción permanente con los periodistas.
Manuel Adorni, vocero del Gobierno argentino, ofrece diariamente conferencias de prensa de aproximadamente una hora. En estos espacios, Adorni coloca la agenda política del día mientras sortea con maestría los embates de la sagaz prensa porteña. Gracias a su habilidad política e ingenio, en poco tiempo se ha posicionado como uno de los funcionarios más visibles y efectivos del equipo de Javier Milei.
Desde hace mucho tiempo en Ecuador, los sucesivos gobiernos no han considerado designar un vocero con el alcance antes descrito. Más bien, han sido los propios presidentes quienes han asumido la vocería principal, intercalando o delegando la responsabilidad comunicacional a sus secretarios de Estado en función de la coyuntura.
El Gobierno de Noboa no ha sido la excepción. Si bien el experimentado Roberto Izurieta empezó su gestión al frente de la Secretaría General de Comunicación (Segcom) alternando su labor de estratega con la de portavoz, a medida que el presidente requirió de su tiempo y talento para ganar la Consulta Popular, su labor de vocería decayó.
Desde la salida de Izurieta, la vocería gubernamental ha oscilado entre las escuetas apariciones del propio presidente, ocasionales pronunciamientos valientes (y otros desafortunados) de la ministra Palencia, y algunos traspiés del viceministro de Gobierno, como fue el polémico anuncio del cierre del Ministerio de la Mujer.
La secretaria de Comunicación, Irene Vélez, quien por lógica asociación se esperaría que ejerza este rol, evidencia un claro enfoque en preparar la estrategia de comunicación para las elecciones presidenciales de 2025. Su día a día ha estado marcado por esfuerzos de comunicación de crisis, por lo que sus apariciones como voz oficial del régimen han sido muy intermitentes.
El ministro de Gobierno, figura que usualmente los medios de comunicación abordan para rescatar algunas líneas de la política de gobierno, es un sui géneris personaje que lidera la cartera más poderosa del Ejecutivo con un silencio perturbador.
Luego del tenso cruce de palabras entre los presidentes de Argentina y España, Patxi López, portavoz del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados de España, se negó a responder, en una conferencia de prensa, una pregunta incómoda sobre este impase.
Como réplica al desplante recibido, el periodista lanzó un puyazo incisivo: "Portavoz, usted cobra 113.000 euros al año, dinero público para responder a los medios de comunicación acreditados".
En Argentina, Adorni cobra 3.600 dólares por mes; y Vélez, en Ecuador, 4.463.