La pareja ideal versus la pareja perfecta
Ecologista. Líder global en acción climática. PhD en políticas públicas de Ohio State University.
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La disputa geopolítica entre polos de poder tradicionales (Unión Europea y Estados Unidos) y emergentes (China, Rusia y BRICS) ofrece una oportunidad estratégica para América Latina y El Caribe.
El lanzamiento de Global Gateway como acción de la Unión Europea para contrarrestar la influencia de China en la región es una señal evidente. La Comisión ha anunciado la inversión de USD 10.000 millones para impulsar una transición justa, verde y digital.
Europa busca asegurar cadenas de valor de materias primas sostenibles agrícolas, minerales (litio, cobre) e hidrógeno verde y promover la eficiencia energética.
Este anuncio ha sido acompañado por la visita de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, a Brasil, Argentina, Chile y México en junio, donde se reunió con sus presidentes.
En el centro de las discusiones, el interés de finalizar negociaciones de acuerdos comerciales con el bloque Mercorsur y otros bilaterales, así como preparar la próxima Cumbre UE-CELAC que tendrá lugar en Bruselas este julio.
Los Jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se reunieron con sus pares europeos por última vez hace ocho años, en un contexto prepandemia, en junio de 2015.
Se podría entender que Global Gateway espera competir con la iniciativa China de la Nueva Ruta de la Seda implementada en la región durante la última década. Con incremento de exportaciones, mejor conectividad aérea, marítima y digital, cooperación en los ámbitos industrial, tecnológico, energético y en industrias 4.0.
China es hoy el segundo socio comercial de la región, el primer socio comercial de Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Argentina, y tiene acuerdos de libre comercio con Chile, Costa Rica, Perú y Ecuador.
Inequívocamente, estamos de vuelta en el proceso de cortejo. La región debe establecer sus prioridades en un contexto de crisis climática y, sin tener que escoger la pareja perfecta, invite a ambos bloques a ajustarse a nuestras imperfecciones.
Sin amenazas de sanciones por temas como deforestación, sino más bien esfuerzos que fomenten confianza a través de inversiones conjuntas en finanzas sostenibles.
La clave está en reorientar la búsqueda de proveedores de materias primas hacia industrias de la bioeconomía que potencien modelos de desarrollo sostenible basados en alto valor agregado para nuestra biodiversidad.
Esto nos permitirá que las debilidades se vean compensadas por las fortalezas de la otra región y confrontemos juntos los momentos de crisis para beneficio de nuestros pueblos.