Genios de película
Pablo Cuvi es escritor, editor, sociólogo y periodista. Ha publicado numerosos libros sobre historia, política, arte, viajes, literatura y otros temas.
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La espléndida Cate Blanchett –la misma que arrasó con 'Blue Jasmine' de Woody Allen en 2014– acaba de ganar el Globo de Oro y probablemente obtenga el Óscar por su interpretación de Lydia Tár, discípula de Leonard Bernstein y directora de la Orquesta Filarmónica de Berlín, brillante y detestable al mismo tiempo.
Si bien el personaje es ficticio, la actriz dirige ensayos desde el podio a músicos de la vida real y su consumada caracterización de Tár la vuelve irresistible para alguien como yo que aprendió a ver cine en el Capitol de Manta, cuando el cine era la escuela de la vida y los personajes de la pantalla eran más reales que el cura que nos daba Religión.
Me tomó años comprender la importancia del director, que en este caso es Todd Field, quien también escribió el guión. Músico de jazz, actor bajo grandes directores, con un talento natural de cineasta: dicen los que saben que tiene eso que no se aprende, como el talento actoral de Cate Blanchett.
Field plantea una vez más la contradicción entre el arte y la vida (generalmente odiosa) de los grandes creadores. Pero la performance de Blanchet logra que uno olvide a ratos lo políticamente correcto y se deje llevar por las exigencias y pasiones de un ser excepcional, egocéntrico, centrado en la Quinta Sinfonía de Mahler y en el lanzamiento de su autobiografía 'Tár on Tár' (¿más narcisista que eso, dónde?).
La directora, que es abiertamente lesbiana y tiene compañera estable, se empeña en seducir a una nueva cellista, incorporándola a su orquesta y llevándola de viaje, al tiempo que intenta silenciar a otras examantes que le envían mails desesperados o cocinan la revancha.
Aunque las víctimas siguen siendo mujeres, la victimaria en este caso también es mujer, lo que diluye el maniqueísmo en una zona de grises. (Como los cinco policías negros que masacraron recién al joven negro en Memphis: no se desataron las protestas porque esta vez no eran los garrotes blancos).
La imagen de los genios tiene muchas aristas y zonas oscuras. Picasso, por ejemplo, era un cabrón endiosado, astuto mercader y tóxico con las mujeres y los hijos.
Sin embargo, la caracterización que hiciera el simpático Antonio Banderas en 'Genius' se quedaba en los modos, no extraía el alma turbulenta de su paisano de Málaga.
En cambio, en el clásico filme 'Amadeus', el Mozart de Milos Forman apareció casi como un clown, mientras el papel de malo le correspondía a un Antonio Salieri también distorsionado, pues el Salieri de la vida real fue un exitoso compositor de la corte que tuvo la desgracia de que le apareciera delante, entre risas estridentes, el mayor genio musical de la humanidad.
En una entrevista sobre 'Tár', dice Blanchett que la película trata del abuso de poder. Declaración poco sagaz, pues empobrece su propio trabajo y coloca anteojeras al espectador novato: "Vamos a ver un caso de abuso". Cualquier tema entraña un conflicto de poder. Y el poder es abusivo por definición.
Pero ‘Tár’ es mucho más que eso gracias a ella, a Todd y a la música clásica que lo envuelve todo. Sin embargo, la película es hasta ahora un fracaso de taquilla. Quizás el Óscar ayude. Por ahora, mucho más rentable resulta la Mujer Maravilla.