El Implacable VAR
Barcelona marcó otro golazo en las elecciones en Guayaquil
Periodista, comunicador, escritor y docente. Comenta y escribe de fútbol desde hace 25 años.
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Barcelona Sporting Club siempre fue una eficiente plataforma para los políticos, en especial de Guayaquil. Aquiles Álvarez, ganador en las elecciones para Alcalde del Puerto, es el nuevo beneficiario de esta simbiosis que ata al fútbol con la política.
Sin su paso por el ídolo, era muy difícil que Álvarez, un empresario poco conocido por el pueblo, se hubiera proyectado políticamente. Por más aliado que fuera de Rafael Correa, el fútbol permitió posicionarlo rápidamente en los medios.
Triunfos y furias
Álvarez fue presidente de la Comisión de Fútbol y, luego, vicepresidente. En su paso por la dirigencia están los títulos nacionales de 2016 y 2022, y también dos semifinales de Copa Libertadores.
Los triunfos deportivos ayudaron a destacar su imagen, pero también lo hizo su personalidad explosiva. Una vez, protagonizó un momento de tensión con un periodista del medio digital de BSC, ¡en plena trasmisión! Lanzó frases severas contra colegas dirigentes de Liga de Quito, Mushuc Runa y Emelec.
También estalló en las sesiones de su propio Directorio. O sea, se le "subía la mostaza", para evocar una frase de Heinz Moeller, otro ilustre ejemplo de la relación BSC-poder político.
Barcelona, eterno botín
Es verdad que todos los clubes del Ecuador tienen un peso político, pero la particularidad de Barcelona (el único club con hinchada nacional) hizo que se convirtiera en un botín muy apetecible. Socialcristianos, bucaramistas, noboístas y correístas se han alternado en la dirigencia.
Hubo casos descarados. Abdalá Bucaram ostentó el título de Presidente de BSC mientras también era Presidente de la República. Los Noboa quisieron ayudar desde el club a su tío Álvaro, en una de sus enésimas campañas.
Jaime Nebot se hizo nombrar presidente vitalicio de los canarios, cargo honorífico pero que tiene su peso en el imaginario colectivo. Y así, podríamos continuar y jamás acabar.
Por eso, puede decirse que el golazo de la última contienda electoral lo anotó Barcelona, que no ha perdido esa fuerza de impulsar a sus dirigentes hacia el estrellato político.