Columnista invitado
El futuro del Ecuador post-consulta sobre el Yasuní
Experto en desarrollo sostenible graduado de la Universidad de Cambridge, cuenta con 15 años liderando proyectos socioambientales en sectores estratégicos.
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El 20 de agosto de 2023, el resultado de la consulta popular en Ecuador retumbó a nivel nacional: un resonante 60% votó a favor de mantener el crudo bajo tierra en el emblemático Yasuní.
Esta región, considerada una de las más biodiversas del mundo, ha sido objeto de debates intensos sobre la necesidad de protegerla frente a las aspiraciones de explotación petrolera.
Sin embargo, la realidad en la provincia de Orellana, donde reside el bloque ITT, fue diametralmente opuesta: un 60% votó 'No', evidenciando la dependencia económica y laboral de la población local con el oro negro.
Este escenario refleja una dualidad que enfrenta el país: el deber moral y ambiental de proteger un tesoro natural inigualable versus las realidades económicas de comunidades que dependen del petróleo.
Según el gerente general de Petroecuador, Ramón Correa, la victoria del 'Sí' significa que el fisco ecuatoriano perderá alrededor de USD 16.470 millones en ingresos en las próximas dos décadas.
Dentro de esta cifra, USD 13.800 millones corresponderían a la no extracción del crudo del bloque ITT. Adicionalmente, se contemplan gastos de abandono de campo, compensaciones sociales y desmontaje de infraestructuras.
El bloque 43 ITT, por ejemplo, ya ha generado ingresos de USD 4.000 millones desde 2014 y representa empleo para miles.
No obstante, las cifras presentadas por la exministra de economía, Wilma Salgado, muestran otro panorama. Asegura que si el Estado se enfoca en recaudar deudas pendientes y elimina exoneraciones a los más ricos, podría superar los ingresos que se generarían por la explotación petrolera.
El dilema, sin embargo, no termina allí. La biodiversidad ecuatoriana presenta una oportunidad sin precedentes para impulsar la bioeconomía.
Esta es vista como una alternativa donde la explotación de recursos biológicos de manera sostenible puede generar productos y servicios de alto valor.
Por otra parte, la posibilidad de que la comunidad internacional compense a Ecuador por mantener el crudo del ITT sin explotar aún está sobre la mesa.
En el pasado, el interés internacional en ayudar financieramente a Ecuador en esta causa se vio truncado por falta de transparencia en la gestión de esos fondos.
El turismo, a pesar de haber tenido un crecimiento después de la pandemia, aún no se perfila como una alternativa sólida al crudo. Sin una clara estrategia y un esfuerzo coordinado, el país no ha logrado posicionarse como un destino turístico de primer nivel, a diferencia de vecinos como Costa Rica.
Ante este panorama, la administración actual se encuentra en una encrucijada: la de repensar y reestructurar el modelo de desarrollo nacional.
El desafío radica en equilibrar la urgente necesidad económica con la protección del invaluable patrimonio ambiental. El reciente veredicto de la consulta popular ha trazado un camino; ahora, el Gobierno debe encontrar las herramientas y estrategias para recorrerlo con éxito.