El Implacable VAR
El fútbol de Ecuador y la piratería de Magis TV
Periodista, comunicador, escritor y docente. Comenta y escribe de fútbol desde hace 25 años.
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¡Ah, cómo cambian los tiempos! Antes, cada equipo de fútbol podía negociar libremente los derechos de transmisión de sus partidos de local. El libre mercado determinaba los montos de los contratos y cada club, generalmente, sentía que había logrado un buen trato. Y el fútbol nacional podía verse en señal abierta, excepto en la ciudad de origen. No había piratería.
Eran los años en que el patrocinio de la televisión no era tan determinante para los presupuestos, pues las taquillas eran vitales, así como los patrocinadores-mecenas. El fútbol se veía 'gratis', o esa era la sensación.
Por eso, se procuraba no 'regalar' por televisión el partido de local y se cuidaba al espectador presencial, a quien jamás se le pedía a ir al estadio a horas insólitas para su ciudad y sus costumbres.
Es verdad que pasaron muchas cosas para que los clubes se sometieran a esta venta de todo el torneo en paquete. La misma FIFA, que confunde torneos cortos como el Mundial con competiciones largas, ha fomentado esa situación. El éxito -relativo- de ligas como la española también ha pesado en este cambio.
También influyó la necesidad de contar con más recursos, porque los equipos se convirtieron en sofisticadas industrias, con especialistas en nutrición, psicología, videografía, redes sociales y data, por ejemplo. Para competir, hay que gastar.
Ligapro y la piratería
Pero algo no está resultando del todo. Algo cojea y ahora se apunta a la piratería. La LigaPro acaba de presentar una demanda para que se procese a todos los que venden y usen transmisiones piratas del fútbol porque el negocio depende de que existan suscriptores al canal oficial. Sin suscriptores, no hay recursos, así de simple.
Quizás se pueda detener y enjuiciar a ciertos piratas, pero eso no acabará con la piratería. Los estudios de cine con sus tropas de abogados nunca vencieron a los piratas de películas, sino que la tecnología y el cambio de consumo lo hicieron. El streaming hizo innecesario molestarse en comprar y acumular DVD, y las tiendas piratas desaparecieron, sin demandas ni detenciones.
La industria textil no ha vencido en esta pelea. En cada partido aparecen los vendedores con ropas no autorizadas de los equipos y de la Selección. No hay manera de vencerlos. Bueno, sí la hay, pero el costo social sería altísimo.
El fútbol ecuatoriano tiene algunos problemas en esta lucha. Primero, que la audiencia ya paga por varias suscripciones para disfrutar de cine y series, videojuegos, prensa, tecnología y más ítems, como las mismas ligas de fútbol europeo.
Luego, las quejas sobre la calidad de las transmisiones son habituales. Tampoco ayuda la percepción de que existe mucha tramitología para darse de baja y que la radio va más rápido, por la velocidad de la transmisión.
Las páginas piratas serán derrotadas cuando no exista razón para usarlas, es decir, cuando su producto no sea más satisfactorio que el oficial.
Por supuesto, para vencer a la piratería debería bastar la ética de cada consumidor, pero no será así. Eso sería ingenuo, como también lo fue que la LigaPro, en su afán de protestar contra los piratas, haya promovido a Magis TV, una página pirata, en pleno partido de Barcelona SC.
Lo que ha hecho es decirle a la gente: miren, por aquí pueden ver mis partidos. Fue sin querer, es verdad, pero el sentido común también debería ser importante.