¿Hablamos de política o de las medias chullas?
Pablo Cuvi es escritor, editor, sociólogo y periodista. Ha publicado numerosos libros sobre historia, política, arte, viajes, literatura y otros temas.
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Esta semana pensé olvidar la política y escribir sobre un tema cotidiano, sencillo, pero que nos implique a todos y sea entretenido. Contarles, por ejemplo, cómo se resolvió ante mis ojos asombrados el misterio de las medias chullas.
El punto de partida era reconocer que todos tenemos en el cajón una colección de medias chullas, a cuyas parejas hemos buscado infructuosamente por toda la casa y nos hemos devanado los sesos… suena lindo la expresión, pero es igual de inútil pues la pérdida unilateral de los calcetines es un fenómeno universal, tanto así que este 9 de mayo se celebró el Día Mundial de los Calcetines Perdidos.
En esas estaba, buscando escapar del debate político, aunque sabiendo en el fondo que eso es imposible en este país donde la política es, de largo, el espectáculo más atractivo e importante porque nos jugamos el futuro cada siete días. Así, una semana todo el mundo habla de Mayra Salazar; a la siguiente, de la Embajada mexicana; luego, son los apagones; luego, las elecciones; luego, Olón.
Este lunes, sin ir más lejos, mientras elucubraba sobre los calcetines, los correistas y su Latin King tendieron una emboscada a la fiscal en la Asamblea. De inmediato, el círculo rojo reaccionó indignado y se instaló el debate de la semana.
El jueves, cuando la novedad empezaba a desgastarse (tres días hablando de lo mismo es más que suficiente para los ecuatorianos) Diana Salazar anunció que está embarazada y ya fue imposible no comentar esa noticia de primera plana, completada la mañana de este viernes por la decisión del CAL de suspender el juicio político, al tiempo que las redes se inundaban con memes racistas y canallas.
Pues bien: soy admirador de Diana Salazar desde que la entrevisté largamente hace algunos años, cuando empezaba a despuntar, ya había enfrentado a tipos como Jorge Glas y Luis Chiriboga, tenía ya dos guardaespaldas y declaraba que no era política sino abogada.
Hoy es el personaje más importante del Ecuador. Por eso le tienen tanta hambre y anda tan protegida. Aparte de sus reconocidas virtudes, es evidente su talento para bautizar a los casos con nombres tan demoledores como Metástasis o Purga, y su sagacidad para imponer la agenda con esas denuncias que sacuden al país.
Ella, la fiscal Salazar, marca la línea divisoria entre el país legal y el país mafioso, y cabe aplaudir su decisión de no ser candidata a nada. Aquí, donde cualquiera puede ser candidato, ella está en un nivel superior y ahora que vuelve a ser madre, tiene todo el derecho a una vida familiar y privada luego de cinco años de combatir a la delincuencia organizada y soportar insultos y amenazas de muerte por lavar la cara del país y exhibir sus trapos sucios.
Bien por ella. Volvamos de lo macro a micro para contarles cómo se aclaró el enigma de las medias chullas. Un día vino a casa el técnico a arreglar la lavadora. Cuando la desarmó y sacó el tambor, allí, arrinconadas, estaban 5 o 6 medias desparejadas. ¿Cómo habían llegado a un sitio tan recóndito? El técnico dijo que se escurren por el intersticio entre el tambor y la caja metálica de la lavadora.
Confieso que me entristeció que un misterio tan grande tuviera una explicación tan simple. Desencanto parecido al del niño cuando descubre que no es Papa Noel sino la mamá quien le deja los regalos.
Por mi parte, les dejo otra curiosidad: antes, para describir la habilidad de un pícaro, decían los quiteños que “te saca los calcetines sin sacarte los zapatos”. Pero ni el Águila Quiteña hubiera podido quitárselos a Einstein por la sencilla razón de que el Padre de la Relatividad no los usaba y no enfrentó jamás el misterio de las medias chullas.